27-07-07.
Cuando Ángel Valverde entró de mozo en el negocio, mozo para todo, el patrón se limitaba a simular que lo dirigía, siendo el Casino casi su única vivienda. La dueña vivía su vida sin hacer nada de provecho, a no ser el tener jodidos a criados, mozas y demás servidores y empleados (y de vez en cuando alumbrar algún infante). Entre el administrador y el encargado llevaban el tinglado, repartiéndose las ganancias que sisaban.
Fueron años duros, como eran para todos los chicos proletarios. ¿Qué hijo de obrero no lo era a su vez ya a los nueve, diez o a lo más catorce años? Aprendices de todo, criados para todo, de alcoba, de cocina, de taller. Criados de todos, de los amos, de sus hijos, de las cocineras, del encargado, del oficial y del peón. Dueños solo de su cansancio y de su hambre, no de su persona ni de su tiempo; ni siquiera de su ropa.
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