Parece mentira pero ya hace un año. Ha vuelto el calor. En los años de internado, por esta época, próximos los exámenes, el colegio se llenaba de luz y de alegría. Por la mañana nos levantábamos y, al ritmo de su silbato, corríamos por los campos de deportes, sudábamos y terminábamos agotados y felices. Luego nos lavábamos, nos mojábamos la cabeza con las dos manos y salíamos de los lavabos más repeinados que Antonio Banderas, con el pelo goteando y hablando del examen de Preceptiva Literaria.