La Pascua y «hacerla»

08-04-07.
Un saludo alborozado en este Domingo de Resurrección para todos los que algo aprendimos de los tiempos litúrgicos y sus símbolos. La Pascua, en aquellas remotas edades bíblicas en los que el calendario solar no regía aún, se celebraba en el primer plenilunio, después del equinoccio de primavera, y así se sigue haciendo como sabemos todos. Eso hace que, cuando hay suerte (no este año, ciertamente) y el cielo está despejado, sea un gozo ver las procesiones de Semana Santa bajo una espléndida luna llena. Resulta imposible, por tanto, ver un cuarto menguante, o sea, la media luna sobrevolando y presidiendo La Madrugá de Sevilla o La General de Úbeda. Ni a caso hecho. Lo otro es que la Semana Santa significa el final del invierno, con todo lo que conlleva de azahares y promesas de vida.

Lo anterior, por obvio, no hubiera merecido quizás molestar a nuestro presidente para que insertara en el Rincón este saludo. En realidad hay una razón extra.
Resulta que la ESCUELA DE ESCRITORES (http://www.escueladeescritores.com/) ha convocado a políticos, escritores, y público en general a que apadrinen una palabra en peligro de extinción. No os voy a explicar lo que en su página web viene dicho con todo detalle. Simplemente, me parece una preciosa idea con la que sin duda os apetecerá colaborar. Por si fuera poco, ya tienen recogido un amplio muestrario de palabras más o menos oídas, cuyas definiciones aportadas por los mismos padrinos pueden ser muy pintorescas.
Este es el momento de resucitar aquel localismo agrícola de cuando éramos zagales y que tantos recuerdos sabrosos nos trae; o aquel guiso, o aquella palabra que nuestra abuela o bisabuela mascullaban, cuando querían regañarnos. Zapatero y Rajoy ya han apadrinado las suyas, pero eso no debe desanimarnos. Reitero mi saludo.

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