Buenas noches a todos. Por lo que se ve, este año ‑pérfido para mí‑ viene cargado de poemas para nuestra página y su café; todos me parecen preciosos ‑difícil espigar los versos más bonitos‑; pero a lo que no me puedo resignar es a dejar de comentar la fotografía de Manolo Verdera apadrinando a su hija; y es que, por su cara de gozo, más que un padrino llevando la novia al altar, parece que estuviera ya en el mismísimo paraninfo de la Gloria.
—Manolo, ya que no pudimos acompañarte, por lo menos nos deberías contar algo del vino que bebisteis.