2-3-06.
José Jesús Aranda González.
SUEÑOS
El niño soñaba con el nido entre ramas
Soñaba que lo cogía pero que no podía
Cuando lo tuvo entre las manos despertó
Despertó con las manos vacías, el nido voló.
Soñaba que lo cogía pero que no podía
Cuando lo tuvo entre las manos despertó
Despertó con las manos vacías, el nido voló.
Cuando fue mozo tuvo un amor
Creía que era un sueño
del que no quería despertar.
La niña de sus sueños no voló jamás.
Creía que era un sueño
del que no quería despertar.
La niña de sus sueños no voló jamás.
Cuando fue viejo, volvió a recordar
los pajarillos peludos que estaban en el nidal.
Soñaba con el sueño, que un día pudo lograr.
los pajarillos peludos que estaban en el nidal.
Soñaba con el sueño, que un día pudo lograr.
4-3-06.
Antonio Pedrajas Martín.
DE ANDALUCES DE JAÉN, KELIS Y KELIFINDERS
Compañero y amigo Dionisio:
A través de tus artículos, muchos de ellos dignos de mejores foros, sin menosprecio a nuestra web ni a sus lectores, intuyo en ti cierto “yuyu” hacia todo lo que huela a rojeras, políticamente hablando.
Me vas a permitir algún comentario sobre el último, el de la ministra extremeña, aquella que tú recuerdas de ojos verdi-negros, posiblemente con reminiscencias un tanto vikingas, descendiente de aquellos celtas que, en sus correrías, bajaron hasta Extremadura. Parecido le ocurrió a don Beltrán de la Cueva, aquel que siempre andaba por los cerros de Úbeda en busca de la mora.
Te quejas principalmente de dos cosas: primero de su altanería y elegancia, recriminando a Rodrigo Rato que fuera “descamisao” a un foro anterior. Posteriormente pasas al meollo del asunto: kelis de 35 metros que además hay que buscarlos a base de zapatillas.
Sobre lo primero creo que siendo extremeño o andaluz, es decir del Sur, y visitando tierra extraña como Barcelona, siendo dirigente o con mando en plaza ‑aplícate el cuento‑, se pisa con más fuerza que en la tierra de uno mismo, por el orgullo de ir demostrando a todo el mundo que siendo de Jaén o de Badajoz, emigrante para más inri, se ha llegado donde cada uno ha podido. Los pobres agudizamos mucho el ingenio. Yo siempre he tenido el mismo lema: The higher you climb, the wider you see; the wider you see, the longer you dream. No te lo traduzco porque no dudo de que eres un hombre de mundo. Además para algo están las secretarias.
Tu segunda queja. Hombre Dioni, eres juez y parte y de esta guisa no se puede ser imparcial. Yo no sé si tú, cuando te independizaste, tuviste la opción del piso de tus sueños. Si ya trabajabas en lo que imagino que haces ahora, alguna ventaja obtendrías que algunos no tuvimos. Te puedo contar que yo cuando me casé en Londres, allá por los ochenta, vivía de alquiler en una habitación-comedor-dormitorio de 20 metros cuadrados. Eso sí, lo pusimos monísimo. Cuando volvimos a España todavía mandaban los tuyos. No había ni pisos, ni apartamentos a mi alcance, y los bancos también te daban zapatillas cuando solicitabas un crédito hipotecario. Ahora que mandan los míos te regalan unas zapatillas para encontrar kelis más baratos que los que vendéis las inmobiliarias a millón metro. Tú, de esto, sabes un rato largo.
De lo que parece que también sabes es de religión. No especificas cuál, pero es más que obvio. Pero esto lo voy a dejar para otro día porque ahí si que hay “tela”, en todos los sentidos, que cortar.
Un fuerte abrazo.
Nota del editor:
Para los que no saben inglés creo que debo proceder a la traducción del lema.
“Cuanto más alto subes, más amplio ves; cuanto más amplio ves, más tiempo sueñas”.
Para los que no saben inglés creo que debo proceder a la traducción del lema.
“Cuanto más alto subes, más amplio ves; cuanto más amplio ves, más tiempo sueñas”.
5-3-06.
Dionisio Rodríguez Mejías.
Queridísimo Antonio:
Te he llamado por teléfono y no estás en casa. Sabes que cuentas con mi admiración y mi cariño de forma incondicional. Por eso me permito contestarte con mi intención más amistosa. Te consta, porque está escrito, que en los años de internado me rebelaba ante la permisividad de la institución con las normas establecidas. Me encontré solo. Muy pocos parecían estar de acuerdo conmigo. He vivido como tú en el extranjero y sufrido el desprecio hacia la inmigración. Cuando regresaba a España y oía de nuevo hablar castellano me sentía otro. Estoy seguro de que tú debiste experimentar sentimientos parecidos. Desde entonces amo a España y me siento español.
Por circunstancias no deseadas ‑algún día te las explicaré‑ la vida me llevó de la escuela a la empresa. Es evidente que sigo enamorado de la educación y dedico todo el tiempo que puedo a inculcar a mis compañeros aquella escala de valores que nuestros profesores fueron grabando en nosotros día tras día. Procuro que en mi empresa haya un agradable ambiente de trabajo y corresponder a la confianza de mis clientes con absoluta honestidad. En quince años de actividad no he tenido ni una sola queja formal ni hacia mí ni hacia la empresa a la que represento. No tiene ningún mérito. Cualquiera de vosotros lo haríais mucho mejor porque sois más inteligentes y mejores alumnos que fui yo. No soy partidario de los trabajos temporales ni de la rotación de personal. Creo sinceramente que las personas debemos tener seguridad en el trabajo para poder plantearnos un plan de futuro estable para nosotros y nuestras familias. Critico todo aquello que me parece falso o postizo, venga de donde venga, por higiene mental y personal, aunque acepto que puedo equivocarme. Si eso es ser de derechas lo soy y si es ser de izquierdas, pues también. Hace mucho tiempo que renuncio a cualquier credo, si se me intenta colar con más o menos vaselina.
Queda claro que me gustan más los ojos de la ministra que sus obras, aunque pienso que posiblemente no puede hacer mucho más de lo que hace porque no depende de ella, seguramente. Por eso el artículo intenta reflejar ternura y comprensión. No obstante, me entristece ver que el precio de los pisos está cada vez más lejos de las posibilidades de nuestra juventud; que la razón está en el valor del suelo; y que la administración, sea del color que sea, hace muy poco para frenar esa espiral especulativa. La razón del encarecimiento de la vivienda no está en los materiales, ni en la mano de obra ni en los beneficios de las empresas promotoras. Sólo está en el valor del suelo edificable, que depende únicamente de la Administración, y que en los últimos años se ha disparado desorbitadamente. Decir que los pisos están caros por culpa de las empresas constructoras es una mentira, lisa y llanamente. Este razonamiento no es de derechas ni de izquierdas, es simplemente la verdad.
En el último año, la empresa para la que trabajo ha puesto en el mercado más de trescientos pisos de protección oficial. No obstante, he visto llorar en mi despacho a parejas de jóvenes que no podían comprarse un piso después de muchos años de trabajo. La respuesta a esos jóvenes no puede ser regalarles unas zapatillas deportivas. Eso, querido Antonio, me parece un desprecio, una burla cruel y una vergüenza. Y también me parece que, pensando así, estoy más cerca del socialismo de verdad que del capitalismo ruin y cicatero. ¿Estás de acuerdo?
Creo que nuestros políticos deberían hablar y creer mucho más en el amor y la amistad, en la lealtad y honestidad, en la verdad y el compromiso, en la felicidad y la vida. Sólo nos hablan y nos ofrecen cosas que la mayoría de las veces no llegan ni a ser cosas.
Un abrazo muy fuerte.
Francisco Fernández Martínez.
“La ruina y la desmembración de España llegarán sólo si generamos odio entre las comunidades que la integran”.
Querido Diego, permíteme que emplee tus propias palabras para manifestar mis sentimientos al respecto. Ojalá tu optimismo sobre el proceso que estamos viviendo en este país desmienta y contradiga mis vivencias al respecto. Ya en otra intervención mía en nuestra página hice alusión al sentimiento nacionalista EXCLUYENTE, ASIMÉTRICO Y DESPRECIADOR de todo aquello que no fuese “nacional”. Especialmente si lo no “nacional” era “español”, léase andaluz, extremeño, “murciano” (que es un insulto muy empleado por estos nacionalistas)… He vivido y padecido las consecuencias del “nacional-catolicismo”. Y he tenido que luchar por defender la integridad física y psíquica de alumnos cuyo único pecado era ser castellano-parlante. Recuerdo, como muestra, el boicot al que fue sometido (hasta que me percaté de ello) un recién llegado de Madrid por parte de un nieto del fundador de ERC y sus adláteres en un colegio de la Iglesia.
Precisamente, para posibilitar la integración y convivencia natural de las dos comunidades lingüísticas, sin que nadie se pudiera sintir despreciado, ni bajo ninguna imposición, toda la comunidad educativa del colegio donde yo trabajaba, pidió, a la Dirección empresarial “eclesial” que la enseñanza se iniciara en el idioma materno con introducción paulatina del otro idioma a fin de posibilitar que, al finalizar la antigua EGB, el alumnado pudiese seguir las enseñanzas en cualquiera de los dos idiomas, según las directrices que, en ese momento, emanaban de los entendidos (Dr. Siguán, catedrático de Psicología del Lenguaje de la Universidad de Barcelona). Evidentemente lo que sucedió fue la inmersión lingüística, con olvido, cuando no desprecio hacia las personas de cultura “castellano parlante”.
Afortunadamente, éste no es el sentir de todo el pueblo de Cataluña, como manifesté en mi anterior partiacipación. Pero a juzgar por lo que he podido leer del “Estatut”, parece más bien que esté redactado con sentimientos nacionalistas excluyentes e insolidarios con el resto del país (que a estas personas, obviamente, le importa un carajo si no es como mercado preferente de sus productos).
También te digo que si en lugar de defender el derecho de los castellano-parlantes (y otros manifiestamente conculcados por la Dirección Empresarial eclesial), me hubiera aliado a sus pretensiones, posiblemente hubiera llegado a ser cargo directivo en ese Centro, como ocurrió con otros que sí se sumaron al carro del nacional-catolicismo del catalanismo excluyente.
La coherencia que entonces mantuve es la que sigo manteniendo en la empresa para la que ahora trabajo, la Administración andaluza. Creo seguir siendo el mismo. Entonces me tildaban de extremista de izquierdas. Ahora, por defender los mismos principios, me suelen tildar como de derechas. Algo similar acabo de leer que le está sucediendo a nuestro común y querido amigo Dionisio.
Quizás, Dionisio y yo compartamos la preocupación por las nefastas consecuencias que para las personas concretas tienen las decisiones de los políticos, sean éstos de izquierdas o de derechas, y las pongamos por encima de las concepciones y grandes “principios políticos” que éstos dicen defender. Y es posible que esto no sea fácil de comprender ‑o de compartir‑ si se nos juzga desde una militancia política concreta, sea ésta la que sea.
Si en Andalucía necesitamos defender los derechos, entre otros, a la auténtica integración de inmigrantes y minorías étnicas, entiendo que, con ese mismo afán, deberíamos defender a las personas que, en otras comunidades de nuestro país puedan estar padeciendo la misma discriminación y cercenación de derechos. Nadie mejor que tú puede comprender lo que estoy intentando comunicar. Un fuerte abrazo, Diego.
José María Berzosa Sánchez.
Hoy he leído esta información.
«CONFERENCIA
La Sagrada Familia albergó las lecturas comentadas de Manuel Jurado López
CHESCA MARTÍNEZ • Úbeda
▪ El pasado jueves, el Catedrático de Literatura Manuel Jurado López realizaba en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia una lectura comentada de poemas y partes de novelas en las que Úbeda está presente. Fragmentos de obras del propio Manuel Jurado ya que, según éste, “mantengo una relación amorosa con esta ciudad desde hace muchos años”. Tanto es así que en la mayor parte de su obra existe una gran vinculación entre Úbeda y su autor.
Para Manuel Jurado, aunque los medios audiovisuales van ganado terreno a actitudes tan intimistas como la lectura, confía en que si “se enseña a amar la Literatura más que como una signatura, los alumnos y los jóvenes volverán a sentir el placer de la lectura”».
Úbeda información, 4 de marzo de 2006.
Antonio Pedrajas Martín.
Queridísimo Paco Fernández:
Comulgo con todo lo que dices en tu artículo, pero no puedo ir de la mano en la última afirmación del penúltimo párrafo. Eso que dices de que no llegamos ni a vislumbrar las consecuencias nefastas que tienen los nacionalismos para los ciudadanos por pertenecer a un partido político.
Afortunadamente confías en tu compañero y amigo Diego que os comprende a Dionisio y a ti. Como ya estoy hecho un lío, no sé si comprendes también al no menos querido Pepe del Moral.
Un fuerte abrazo.
Diego Rodríguez Vargas.
CATALANISMO EXCLUYENTE
“Si en Andalucía necesitamos defender los derechos, entre otros, a la auténtica integración de inmigrantes y minorías étnicas, entiendo que, con ese mismo afán, deberíamos defender a las personas que, en otras comunidades de nuestro país puedan estar padeciendo la misma discriminación y cercenación de derechos. Nadie mejor que tú puede comprender lo que estoy intentando comunicar. Un fuerte abrazo, Diego”.
Yo también empiezo con tus palabras, querido Paco. ¡Claro que sí! Lo defiendo en mi libro sobre Bryan, en la escuela, en los foros culturales donde participo, en los proyectos educativos que dirijo, en los grupos de investigación de la Facultad de Ciencias de la Educación… ¿Cómo no te voy a entender si todo lo que afirmas lo comparto hasta convertirlo en mi compromiso personal y profesional? Defiendo con todas mis fuerzas la escuela inclusiva en la que todos tienen cabida; sin más criterio de admisión que el de haber nacido en alguna parte del planeta; sin que el idioma, la raza o las creencias sean obstáculo para la convivencia pafícica.
¿Qué pasa en Cataluña? ¿Por qué esa obsesión con el idioma? Hace unos días decía un ilustrado lingüista en el Ateneo de Málaga que la causa de la prioridad del idioma catalán en el Estatut era consecuencia de la necesidad de defenderlo ante la invasión impuesta y excluyente en otras épocas ‑alguna muy cercana aún‑ del castellano. Esa sensación de aniquilación de un idioma autóctono ha provocado siempre la reacción contraria. Excepto en Barcelona que es más cosmopolita, en el resto de Cataluña se habla catalán sin que eso signifique excluir a quienes no lo hablan. Pero también es verdad que los catalanes no entienden a quienes afincados en Cataluña no aprenden su idioma, al menos de forma coloquial.
Comprendo que existan casos de exclusión a todo lo que no sea catalán; pero, también, hay otros que demuestran lo contrario. No he vivido en Cataluña, sólo la conozco de visita turística. Por lo tanto sólo puedo hablar de oídas. Tengo familia en Barcelona y están encantados con la acogida que los catalanes les han dado en sus trabajos, en los colegios a los que asisten sus hijos, en su entorno vecinal… Mi hijo Alberto, director de proyectos de calidad en los grandes hospitales de las cuatro capitales catalanas, está encantado con el tratamiento que le dan los directivos, el personal de administración y los médicos que, comprendiendo su desconocimiento del catalán, le facilitan las reuniones, entrevistas y trabajos con una amabilidad muy distante de la exclusión o el rechazo. Si va a trabajar con ellos, será normal que conozca su idioma en un plazo razonable. El problema es decidir la fórmula para que ni el castellano ni el catalán sean excluyentes.
Por último, como dice Ignacio Sotelo en El País de hoy (5-2-06), “Después de 30 años de la segunda Restauración, nos guste o no, seguimos sin haber resuelto la integración de los pueblos de España en un orden constitucional satisfactorio para todos. Lo desesperante es que unos, como hiciera el ejército en el pasado, siguen atizando el fuego de la desmembración, recurriendo a un centralismo patriotero más o menos encubierto ‑la última legislatura de Aznar y los dos años de oposición del PP han creado más separatistas en Cataluña que el cuarto de siglo anterior‑“.
Así que, amigo Paco, juntos contra la exclusión; pero juntos, también, contra la crispación y la imposición. Seguimos con las mismas inquietudes y me alegro por encontrar en ti a la persona con la que puedo debatir respetuosamente. Los matices de nuestras discrepancias no oscurecen la esencia de nuestras coincidencias.
Bon dia y buenas tardes.
Francisco Fernández Martínez.
Querido Antonio Pedrajas.
No he debido de expresarme correctamente cuando deduces de mis palabras algo que no he afirmado: eso “de que no llegamos ni a vislumbrar las consecuencias nefastas que tienen los nacionalismos para los ciudadanos por pertenecer a un partido político”.
Antonio, lo que intenté expresar en el penúltimo párrafo al que te refieres, no es sino mi desencanto por los políticos “de partido” (cualquiera que sea su adscripción: suelen tomar las ideas como pretexto. La persona concreta suele estar muy en segundo plano de su actuación), no del que es coherente con sus ideas (éste no suele llegar a tocar poder. Su primera preocupación es la persona concreta).
Mi experiencia a lo largo de estos últimos 61 años me han llevado al convencimiento, posiblemente erróneo, de que al político de “partido” le importa un carajo el ciudadano concreto, la persona que cada ciudadano es. Que suele utilizar los sentimientos de las personas, no la razón, para la conquista de una parcela de poder. Y, una vez conquistada, las personas ya no cuentan.
Las “consecuencias nefastas” de las actuaciones de “esos” políticos las sufren “las personas”, “los ciudadanos”, sea cual sea su ideología y/o militancia política. A esto me refería en mi anterior intervención.
No sé si ahora me he expresado mejor.
Ya que me preguntas sobre el artículo de nuestro compañero Pepe del Moral sobre los nacionalismos, comentarte que, en principio, comparto lo relativo a lo irracional de los sentimientos (no dejamos de ser animales, radican en el paleocórtex). Y éstos deben estar bajo la supervisión de la razón (neocórtex). Quizás en ello haya consistido ‑y consista todavía‑ el proceso de socialización del ser humano, el proceso de hominización.
En lo que quizás no esté del todo de acuerdo sea en que lo que se enfrentan en el último, por ahora, desastre mundial, sean dos concepciones de la sociedad: “racional y determinista” una; “emocional e instintiva”, otra. Las guerras, todas las guerras tienen una motivación indiscutiblemente económica: el dominio de las materias primas y la conquista de mercados (capital multinacional frente a capital autocrático). Pero, eso sí, envuelta en un ropaje ideológico: distintas concepciones de concebir las relaciones de poder, las relaciones sociales. Lo que sucede es que nadie cogería un fusil y se expondría a morir por enriquecer a otro, a no ser que participe de algún modo en la “tajá”. Y aquí es donde, unos y otros, apelan a los sentimientos de los “ciudadanos”, a su irracionalidad.
Y desde mi punto de vista, y puedo estar equivocado, en el rebrote de los actuales nacionalismos no hay sino una nueva lucha económica de la burguesía nacionalista autoacrática por adquirir mayor cota de poder económico (te suena lo de las opas). Y para mover a la gente utiliza los “sentimientos nacionalistas”, la “pertenencia excluyente” a la tribu, la “diferenciación excluyente”, no sumativa, del otro. La opresión a la que están sometidos por “los otros” (te suenan las declaraciones de Maragall sobre Andalucía y Extremadura).
No debemos olvidar que los nacionalismos son fruto de la “revolución burguesa”.
La dificultad actualmente añadida es que, desde la aparición del “eurocomunismo”, la izquierda se ha montado en el carro de la “revolución burguesa”.
La izquierda auténtica siempre ha defendido la justicia, la igualdad y la solidaridad “sin fronteras”.
Antonio, espero haberme explicado y aclarado lo que pretendía decir en mi anterior intervención.
Un fuerte abrazo.
6-3-06.
José del Moral de la Vega.
Buenas noches. Estoy embarcado ahora en una tarea que me tiene muy absorbido y esta noche sólo tenía intención de tomarme un cafelito rápido. Pero al entrar me he encontrado con un artículo de Diego en el que polemiza sobre otro mío, y para aclarar cuestiones que, por su importancia, deben ser rigurosamente debatidas, he tenido que redactar otro con más de los mismo ‑perdonar por la vara‑. A todo aquel que lo quiera leer le recomiendo que, al terminar, entre en El Mirador, pinche en la página http://www.epdlp.com/ (está en el apartado de arte) y abra el archivo oferta de esta semana (la película Cabaret). Mientras escucháis la banda sonora podréis disfrutar de un magnífico corto de la película sobre el nacismo. Quizá así se entienda mejor el peligro que, con mucha antelación, anunciaron Jung y Freud.
7-3-06.
Dionisio Rodríguez Mejías.
EL CUARTO VOTO
Con especial interés sigo el debate del RINCÓN DEL CAFÉ que está alcanzando cotas insólitas de imaginación y documentación autorizada. O sea, cultura.
Parece ser que fue don Miguel de Unamuno quien decía a sus estudiantes, en Cambridge, que había dos sabidurías: la de los sabios, muy importante, ciertamente, y la de los que nada saben, que lo es mucho más. O sea, la mía. Por eso no me pierdo una línea de algunos escritos y quedo asombrado de tantos y tan autorizados razonamientos. Un ejemplo. Me acabo de enterar de que los catalanes están ofendidos por los excesos que en el siglo XVII cometieron los soldados castellanos. ¡Ojo! No andaluces, ni extremeños, ni gallegos, ni de la provincia de Murcia. No señor. Exclusivamente los castellanos. O sea, queda claro. Y esta ofensa la lleva clavada en el alma, desde entonces, el señor Montilla que debe ser de Palafrugell, Manuela de Madre que me parece que nació en Vilanova y la Geltrú y José Luis Pérez, alias Carod Rovira que no nació en un cuartel de la Guardia Civil ni estudió en un seminario, no señor. O sea, ejerció como trabucaire mayor en las Brigadas Internacionales.
Contaba un chiste mi amigo Eugenio más o menos así:
«Dice que es uno que está sentado en el banquillo y el juez le pregunta:
‑¿Por qué mató usted a aquel señor?
‑Porque era judío y los judíos mataron a Nuestro Señor.
‑Pero hombre, si eso sucedió hace más de dos mil años.
‑Sí, señoría, pero yo me he enterado esta mañana».
‑¿Por qué mató usted a aquel señor?
‑Porque era judío y los judíos mataron a Nuestro Señor.
‑Pero hombre, si eso sucedió hace más de dos mil años.
‑Sí, señoría, pero yo me he enterado esta mañana».
Seguía diciendo Unamuno que también había una inteligencia para los que quieren y otra para la que no quieren saber. O sea, también queda claro.
Contaba Eugenio otro chiste de una chica muy guapa que se examinaba de Literatura y el profesor le pregunta:
«‑Señorita, dígame una obra de Dante Allighieri.
(Silencio).
‑Le ayudaré un poquito, señorita, La di…
(Más silencio).
(Silencio).
‑Le ayudaré un poquito, señorita, La di…
(Más silencio).
‑Vamos, vamos que usted lo sabe, La divina…
‑No se esfuerce profesor, no se esfuerce, que no “la divino”».
‑No se esfuerce profesor, no se esfuerce, que no “la divino”».
Y finalmente mi aportación cultural. O sea. Casi todas las congregaciones religiosas hacían tres votos: pobreza, castidad y obediencia. Algunas, además, hacían un cuarto voto como, por ejemplo, ofrecerse a los sarracenos a cambio de prisioneros cristianos. El cuarto voto de algunos jesuitas era cumplir siempre, «Lo que pide el Papa». Yo quiero hacer hoy mi cuarto voto. Intentaré no escribir ni una palabra más sobre política siguiendo también la recomendación de don Miguel a sus estudiantes: «Cuando tengáis novia dejaros de conversaciones y resolver los problemas que se os presentarán una vez estéis casados». O sea, como el agua.
8-3-06.
Diego Rodríguez Vargas.
QUERIDOS Y AMIGOS
Gracias, amigo Pepe (del Moral), por llamarme bueno. Tú también lo eres. Estamos en paz. Quienes no nos conocen pensarán que somos antagónicos. No nos han visto beber vino y reír como nosotros sabemos hacerlo con una copa en la mano. Por eso, nuestros debates filosóficos, políticos o pedagógicos están impregnados de afecto y amistad.
No creas que me engañan tan fácilmente los políticos de turno. Menos los que se aprovechan de los sentimientos populares para hacer su “agosto” de votos. Lo que pasa, amigo, es que estoy harto de tanto mensaje destructivo de ciertos “hechiceros” que anuncian una y otra vez la catástrofe de la Patria.
‑¡La Patria soy yo! ‑diría alguno de ellos.
¡Ya está bien! Los nacionalistas, los autonomistas, los patriotas, los comunistas, los ultraconservadores, los… Todos tienen derecho a ganar votos siempre que cumplan las normas constitucionales y no utilicen la violencia. Quizás donde tú veas perversión yo vea honestidad. ¡Cuidado con el mundo de las ideas! Es terreno peligroso. Por cierto, comparar el nacionalismo nazi ‑lee Mi lucha, de Adolf Hitler‑, con los nacionalismos de los que hablamos, es un desproporcionado desliz.
Y para zanjar el debate, a Dionisio, amigo también, sólo agradecerle el talante exquisito en los “rifirrafes” amistosos. Nunca quise dar lecciones de Historia, sino buscar causas remotas de los conflictos, porque si no las buscamos nunca las comprenderemos. La política es también cultura y creo que en estos momentos de tanto debate estatutario, nuestro portal no podía obviar lo que se “cuece” entre nuestros padres de la Patria.
No pasa nada. Ni el ambiente se enrarece, ni baja un ápice nuestro buen rollo. De todas formas, yo nunca inicio, sólo participo en lo que otros empiezan. No me sumo a tu cuarto voto, porque nunca hago votos. Así evito el pecado de no cumplirlos. Sí procuraré, como tú, escribir de otras cosillas menos espinosas.
Un abrazo a los dos. Prometo a Pepe no discutirle de garbanzos cuando escriba de ellos. Y a Dionisio, animarlo a continuar sus interminables memorandas históricas de nuestra querida Safa, la de aquella década prodigiosa que ahora nos une.
9-3-06.
José Jesús Aranda González.
¡¡Camarero!! Qué los contertulios pidan lo que quieran. Hoy, mientras toman algo, les toca aguantar una de las anécdotas del socio SIMPATIZANTE.
Lo siento, no tiene nada que ver con la docencia, pero… así contrastamos.
Bien… ¡¿Tienen todos su copita…?! Empiezo.
En el año 1985, y con motivo de la celebración del día de las Fuerzas Armadas, deciden hacer un desfile naval en La Coruña.
Lo presidirán el Rey, el presidente del gobierno Felipe González y algunas personalidades más, que ahora no recuerdo.
TVE realiza para tal evento un importante despliegue de medios. Se coloca una serie de unidades móviles de cámaras, al borde de un acantilado.
El yate Azor [fue de Franco; creo que ese año fue el último en que el Rey lo utilizó para un acto oficial] se situaría delante de nuestras cámaras, a unos quinientos metros aproximadamente. Los buques y fragatas navegarían de izquierda a derecha, en dirección al puerto de La Coruña.
Nuestras cámaras disponen de potentes teleobjetivos, capaces de obtener primeros planos de nuestros marineros. Se contrata el helicóptero, con su sistema de vídeo, a una empresa francesa. TVE, en aquella época, no disponía de este medio.
Dada la importancia del desfile, hace acto de presencia Manuel Rodríguez. Don Manuel es un ingeniero que forma parte de la historia de la casa: fue uno de los padres de TVE. Ya mayor, debería de estar jubilado, pero… ¿Quién puede jubilar al padre Villoslada?
Don Manuel, y dada su amistad personal con el Rey, se encargaba de dar cobertura televisiva a todos los actos institucionales en los que participaba.
Don Manuel, junto con el realizador y productor, se encargaba de los permisos para la colocación de las unidades móviles, y coordinaba con los responsables de las Fuerzas Armadas la ubicación del Azor y la trayectoria del desfile.
Yo estaba en la parte técnica y me dedicaba a poner a punto los equipos de comunicaciones y cámaras, tratando de solucionar los problemas que iban apareciendo.
Todo se prepara con unos días de antelación. No puede quedar nada a la improvisación. Se hacen pruebas e, inclusive, se contrata a un barco para que se sitúe en el lugar exacto que en su día debe ocupar el Azor.
Estaba todo preparado, funcionando a las mil maravillas. Don Manuel estaba satisfecho.
Yo lo observaba a cierta distancia. Lo observaba, con la admiración que representaba para mí el conocer de cerca a alguien que había entrado a formar parte de la historia de TVE.
Llega el día del desfile. Siempre se quedaba con los compañeros dos horas antes de empezar cualquier retransmisión; pero, en esta ocasión se había quedado cuatro horas antes.
Llegamos a nuestros puestos y nos encontramos con un día especialmente cerrado por la NIEBLA. Nuestros potentes teleobjetivos no llegaban a más de dos metros. ¿Os podéis imaginar el panorama? Teníamos TODAS nuestras cámaras ciegas. Íbamos a retransmitir los “hermosos” bancos de niebla de La Coruña.
Al helicóptero, que teníamos contratado a los franceses, se le prohíbe volar por falta de visibilidad.
Todo estaba perdido y los ánimos empezaban a flaquear. Fue en ese momento cuando apareció la siempre importante “improvisación española”.
Estábamos reunidos para estudiar la situación, y no sé a quién se le ocurrió utilizar el yate Azor para colocar una cámara y a través de un enlace de radiofrecuencia mandar la señal a tierra. Podríamos matar dos pájaros de un tiro. Sacaríamos primeros planos de las personalidades y estaríamos a una distancia de los buques que, aunque no se vieran bien, siempre se verían mucho mejor que desde tierra.
Los ánimos empezaban a recuperarse. Ahora faltaba designar a las personas que en un tiempo récord deberían de poner en marcha los equipos para mandar la imagen desde el Azor.
El número de personas que podían tener acceso al yate era muy limitado: don Manuel y dos más, es decir, un cámara y otra persona que estaba por decidir.
Se hizo un silencio profundo. Todos empezamos a mirar al cielo, no sé si implorando para que no nos tocase o jugando al despiste. Bajé la vista a tierra y mi sorpresa fue mayúscula cuando observé el peso de la mirada “tierna” de mis compañeros hacia mi persona.
El nerviosismo que me entró no lo podéis imaginar. Empecé, “pa”mis adentros, a jurar en arameo. Es curioso cómo en estos casos fluyen los idiomas.
-Bien Pepe, -me dije-; nunca has estado en peor situación; ya es hora de empezar.
Seleccionamos todo el material que se nos ocurrió sobre la marcha. Cogimos un coche y allí íbamos don Manuel, el conductor, un cámara y yo. Llegamos al Azor, se acercó don Manuel, que era un viejo conocido del comandante, y nos dio el permiso para hacer nuestro montaje.
Yo, mientras intentaba contener mi ligero temblor de “canillas”, me dedicaba a controlar la ubicación de los salvavidas. Tenía que tener resuelta mi posible huida, en el caso que decidieran tirarme por la borda.
Había que cuidar que toda la instalación quedara lo más oculta posible. El cámara subió a la proa: desde ese lugar podría sacar al Rey y seguir el desfile. Don Manuel y yo subimos a la parte alta del yate: estaríamos solos, ya que el Rey y demás personalidades seguirían el desfile desde una planta más abajo de la nuestra.
Pusimos en marcha los equipos, pero sin poder comprobar que estaba todo correcto. No sabíamos si la imagen le llegaría a nuestros compañeros, hasta que no saliéramos del puerto y pudiéramos enlazar.
Aproximadamente una hora antes de que llegara el Rey, teníamos todo funcionando. Fueron llegando las personalidades, y don Manuel y yo arriba, calladitos, esperando a que el yate se pusiera en marcha.
Por fin, aquello empieza a moverse hacia la bocana del puerto. No se veía un carajo y empezamos a dirigir las antenas hacia donde intuíamos que estaban nuestros compañeros. Don Manuel, mientras tanto, le daba vueltas a la cabeza. Conocía muy bien las leyes de Murphy. Nervioso, preguntaba:
-¿Va todo bien?
Habíamos avanzado unos metros y, al empezar a moverse el yate, don Manuel, preocupado y mirándome a los ojos me dice:
‑¡Y si se nos marea el cámara! ¿Qué hacemos?
En esos momentos, yo no estaba para muchas florituras, así es que le dije:
‑Don Manuel, no se preocupe; hace tiempo estuve de control de cámaras y algo entiendo. Así es que si se marea el cámara, Vd. puede coger la antena y yo me dedico a la cámara.
Eso le decía mientras pensaba: “Vamos Pepe, tú saca pecho, que como esto no funcione te tiran por la borda, pero con el ancla al cuello”.
En esas estábamos, cuando por radioteléfono nos dicen nuestros compañeros que estaban en tierra: “¡ESTAMOS RECIBIENDO DE PM LA SEÑAL!”.
No creo que Colón y Rodrigo de Triana estuvieran más contentos que don Manuel y yo en los momentos en que nuestra señal llegaba a TIERRA.
Nos relajamos un poco; fue el momento en que nos dimos cuenta de que empezaba a chispear y don Manuel, con las prisas, se había olvidado del chubasquero. Le presté uno que por casualidad llevaba.
Terminada la retransmisión, nos apartamos a un lugar discreto para ver salir a las personalidades. Inmediatamente después, nos dirigimos hacia las unidades móviles para que nos contaran como había ido todo. ¡Habíamos dado casi el 80% de la retransmisión con una sola cámara!
No creo que fuera un día de máxima audiencia, pero… lo conseguimos.
Un saludo. Pp Aranda.
Francisco Orellana Nieto.
Muy buenas a todos: Con una gran atención y una profunda admiración, he seguido el debate que habéis mantenido sobre el tema de los nacionalismos derivado del proyecto del nuevo estatuto de Cataluña.
Digo con admiración, porque siendo un tema que está levantando ampollas entre muchos sectores de la sociedad ‑no digamos entre la clase política, que el espectáculo que da cada día es lamentable‑, vosotros habéis expresado vuestras opiniones, argumentadas con una gran riqueza de datos; pero sobre todo con un enorme respeto y cariño hacia las discrepancias de los demás, que dabais por sentado que pudieran tenerse.
Aquí en las Islas Baleares el tema del nacionalismo quizá no se manifieste de una manera tan intensa como por ejemplo en Cataluña, debido a que la población es más heterogénea, pero sí es verdad que hay núcleos muy radicales.
Es cierto que en los últimos tiempos esos grupos radicales que siempre han existido se han instalado en lugares de influencia. Aquí, como en Cataluña, uno de los estamentos que ha sufrido ese proceso ha sido la Universidad, donde ‑como le pasó a mi hija‑ el hecho de tener un apellido de no procedencia catalana fue un gravísimo obstáculo para aprobar catalán.
Quizás la generosidad que ella ha tenido, que después de lo pasado enseña a sus alumnos en esa lengua y la tiene como vehículo para comunicarse con su marido y sus amigos, sea una de las armas para luchar contra los intransigentes.
Quiero felicitar a Dionisio por lo bien que ha retratado las tardes de los domingos en la Safa. Leyendo su artículo me he visto intentando comerme con la mirada esos pasteles que en de vez de milhojas parecían “millones de hojas”, y soñando con el “chester” que al fumármelo mitigaba un poco la envidia que me daba don Sebastián cuando hacía lo propio en el Colegio.
Voy a ver si el Madrid es capaz de eliminar al Arsenal; si lo consigue me tomaré una copita a vuestra salud; y si no, también me la tomaré.
José María Berzosa Sánchez.
Hoy hemos asistido en la Safa a la conferencia de Carlos Domínguez Morano, profesor de la Facultad de Teología de Granada y Psicólogo Clínico, sobre “La homosexualidad: origen y diagnóstico”. Ha expuesto de forma brillante y contundente sobre este tema tan actual. Su planteamiento ha sido de total comprensión y justificación de las variaciones sexuales de los hombres y las mujeres. No voy a detallar su exposición, sino uno de sus comentarios, porque me ha llamado la atención y ha sido la causa de mi intervención en “Ruegos y preguntas”.
Ha dicho que no cree en la bisexualidad. Que no hay personas que se relacionen alternada y sexualmente con otras de su mismo o diferente sexo. Las personas suelen tener relaciones físicas con uno u otro sexo, y afectuosamente intensas con el contrario. Entonces yo le he hecho el comentario de los versos que citaba a propósito de la conferencia de Manuel Jurado, sobre García Lorca:
Asesinado por el cielo.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.
Y el conferenciante me ha indicado que Lorca amaba a las mujeres y era amado intensamente por ellas; pero que no tuvieron relaciones sexuales. Por tanto, no se puede decir que Lorca fuera bisexual, sino homosexual, porque dichas relaciones fueron exclusivamente con hombres.
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Publicado en: 2006-03-02 (298 Lecturas).
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