TANTEOS
REGIDOR: Juan Márquez
ÚBEDA, JUNIO 1964
AÑO I REVISTA DE JUVENTUD NÚM. 3
EDITORIAL
«En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios…».
El Verbo, la Palabra, cuando sincera y justa, es, sin dudarlo, la expresión del fondo, de la entraña del ser, el ser mismo de par en par. Cofre de la idea han llamado algunos a la palabra. Concepción estática y fragmentaria del idioma. Cofre suena a archivo, a ataúd. Y la palabra es un ser vivo y fluyente. Son las alas en que vuela el concepto. En la red armoniosa de los términos y las relaciones está preso el mundo entero, incluido Dios, “nuestro Dios”. El valor de las palabras queda en alta cotización con la demanda que Dios promete exigir a quien la despilfarre en usos vanos. Con la palabra se han forjado grandes herejías y los grandes poemas. Ella es la sangre del alma que alienta a los pueblos. Y es que la palabra, el Verbo, se confecciona con las trizas más finas de nuestras médulas síquicas, y es el parto de nuestro yo mismo.
Tanteos es una chiquillada entusiasta, se empina sobre sus puntillas con ansias de crecimiento y gusta de hacerse percha de responsabilidades. Hoy se echa a sondear el fondo de las palabras. Tanteos que, ante todo es, «ni mármol duro y eterno ‑ni música ni pintura‑ sino palabra en el tiempo», no quiere condenarse a ser un vistoso surtidor de palabras bonitas… Tanteos sabe que las palabras guardan un alma, sabe que son como mariposas mensajeras, o, mejor, como cápsulas cargadas de alegría, de tristeza; de vida o de muerte, de odio o de amor… Por eso se afana en medir el alcance potencial de las palabras. No, no es que arrumbe el arte; sólo pretende que sus palabras no sean máscaras, que sus palabras lleven vida y vida desbordarte. Quizá sea demasiado pronto para hablar de ansias e insatisfacciones. Quizá, prematuro para, sin logros definidos en la forma, encorajarse ya por entrar, inquietos y avaros de la propia oportunidad, en el campo de los temas y finalidades. Pero de inquietudes y afanes se ha trenzado siempre nuestra vida. Somos juventud y venimos con prisas; queremos tocar en la frente a los colosos y santiguarnos de su grandeza, antes de que el desengaño y la burguesía nos dejen con las alas mojadas. Y por eso esta vez echamos sobre el tapete del editorial nuestros escrúpulos y exigencias acerca del papel escrito. Tener un pequeño taller de palabras y contentarse con no montar blasfemias, mentiras o torpezas, es un negativismo que no rima con nuestra fiebre de hacer. Elaborar cosas, sólo cosas bonitas, es hacer bisutería para los sentidos; y, hoy por hoy, tampoco llena los programas de Tanteos. Tanteos prefiere el ensayo de pequeños proyectiles; y cargados de escozor, y de ambición hacer con ellos la guerra a los pacíficos pasivos, a los apáticos, a los satisfechos, a cuantos todo lo encuentran bueno y nada mejoran.
Tanteos quiere ser clarinazo de lucha para toda la juventud que, sueña, que pelea y ambiciona.
Si es verdad que la vida es un afán que vuela y contagia, Tanteos es un palomar abierto…
Jefe de Redacción: Antonio Cuadros.
Secretario: Jesús de Haro.
Equipo de Redactores: Blas Velasco, Manuel G. Martos, Jacinto Pérez.
Dibujos: Miguel Cano.
Secretario: Jesús de Haro.
Equipo de Redactores: Blas Velasco, Manuel G. Martos, Jacinto Pérez.
Dibujos: Miguel Cano.
Anuncios: Publitan. Apdo. 5. Úbeda (Jaén)
Precio del ejemplar: 3 pesetas.
Correspondencia: Tanteos, Revista de Juventud. Apdo. 5.Úbeda (Jaén).
Depósito Legal: J–13-1964.
Precio del ejemplar: 3 pesetas.
Correspondencia: Tanteos, Revista de Juventud. Apdo. 5.Úbeda (Jaén).
Depósito Legal: J–13-1964.
PRIMAVERA
La primavera es un estilo. La Naturaleza ‑por ejemplo‑ lo ensaya cada año. Unas veces le sale bien, otras no. Quizás cada vez, el invierno ‑reacio a irse‑ y el verano ‑impaciente por llegar‑, dejan menos sitio libre a la Primavera. Es lástima.
Pero la Primavera, que la Naturaleza ensaya cada año con dudoso éxito, puede lograrse, probablemente mejor y con más garantía, en el alma de cada hombre.
Y alguien preguntará: ¿Cuándo es Primavera en el hombre?
Y podrá responderse: Siempre que en su espíritu germina una ilusión en el lugar que ocupa un desengaño. 0 siempre que un amor se alza sobre una mezquindad. 0 siempre que una sonrisa decide enterrar a un llanto. 0 siempre que un propósito con velamen jubiloso se prepara a surcar las inmensas aguas quietas da un egoísmo, es decir, de un inmovilismo.
Pero muchos confunden la Primavera con la frivolidad. O la hacen cómplice de los contubernios de la carne. Y la esperan como a una Celestina:
‑Caramba; ya está aquí la Primavera ‑dicen‑. Ropa ligerita y a vivir.
De otra parte, los jóvenes ‑algunos‑ creen que la Primavera se les da en exclusiva. Y no: la Primavera es de todos, porque está dentro de cada uno. Y sólo falta que cada uno se decida a buscarla.
La Primavera es un estilo. La Primavera es decir: «Creo». Y decirlo con alegría.
Juan Pasquau.
PRIMAVERA… EN CUATRO TIEMPOS
I VENIDA
Un día; cualquier día y por cualquier camino vendrá.
No habrá ninguna señal. Ni morirá el invierno, ni nacerá la primavera.
Llegará y se quedará ahí; en el río, en el campo y en el cielo cualquier día… cuando Dios sea azul.
II RECELOS
¡No! ¡No la necesito!… Estoy cansado, muy cansado… Dentro de mí se esconde una fantástica duda, una angustiosa indecisión. Dentro de mí hay un hueco vacío, repleto de no sé qué cosa; ¿tedio?… ¿nada?…
Un vacío que otras primaveras han dejado intacto y desahuciado.
Y no quiero abrir y encontrar huérfano mi dintel, huérfanos mis anhelos y huérfana mi esperanza.
III LLAMADA
La primavera siempre con su veterano e invariable método, golpeó mi llamador…
La primavera llega y se queda ahí, en el río, en el campo, en el cielo, fuera de nosotros.
Pero un día… una nueva sensación te invadirá alma y cuerpo. Sentirás algo inédito aunque ya vivido. Sentirás alegría, optimismo o dolor. Sentirás… ¡no importa qué! Pero en ese momento serás feliz, por ser capaz de sentir. Porque es la primavera quien llama a tu puerta.
IV ESPERANZA
Y yo… ¡yo le abriré!
Le abriré algún día no muy lejano. Porque quizás con la primavera sea el destino quien me llame.
Ordenaré ese montón informe que hay en mi interior: ideas, sentimientos, religión… y abriré mi puerta.
Las ordenaré, porque así el vacío será menor y con muy poco se podrá llenar…
Porque quizás esos tres golpes sean la llamada del destino… 0 tres puñaladas…
‑000‑
Y aún así dejaré mi puerta abierta. Siempre abierta, porque necesito con ansias nuevas vivir, amar y sufrir.
Tal vez un día venga una brisa de primavera a completarme. 0 algo tan nimio y sutil como una ilusión.
Rafael Blanco Peñalver.
MI PRIMAVERA
Es difícil, a veces, trazar una línea escueta. Dibujar una raya precisa. Señalar una frontera. Poner mojones. Definir. Dogmatizar. Saber dónde acaba una cosa y dónde empieza otra. Encerrar ‑y ya llego a donde iba‑ en una jaula de fechas ‑elaboradas, también con el «Debe» y el «Haber» de los Bancos, con números feos‑ ese algo tan estupendo, tan tremendamente estupendo, como es la Primavera.
Y es que con la Primavera pasa algo así como con la infancia. Como con la juventud. Como con la vejez. ¡Es tan difícil delimitarlas…!
¿Cuándo un hombre deja de ser niño? ¿Cuándo un niño empieza a sentirse hombrecito? ¿Cuándo es viejo un hombre?
Hay algo ahora, en estos días exultantes, que a mí me llena de acíbar la boca: la cara, pongo por caso, de algunos niños de mirada distante. La mirada, insolente, de algunos viejos “metidos” a jovenzuelos. La indiferente mirada, ante todo, de los niñancos de descuidada pelambre y estrafalario vestir.
¿Son jóvenes ‑me pregunto‑, son viejos, son niños…? ¡Cualquiera sabe!
Pero no querría yo, hoy, hablar de jóvenes ni de viejos. Al menos de esta clase de viejos; de esta clase de jóvenes. Quería, pretendía solo, hablar de algo ‑ya lo apunté antes‑ que es, que sería mientras en el mundo existan pájaros y flores, amapolas y niñas temblorosas, inmutable en su belleza. En su simbolismo. Quería, sencillamente, hablar de la Primavera. Y, si hablé de niños y de viejos, fue sólo porque ellos me recordaron, en sus singladuras buenas, los matices, múltiples, de la estación de las yemas reventantes. Y de las estaciones otras: de la estación amarilla, de la estación blanca, de la negra estación de las nubes panzonas…
Vedlo, si no.
¿Por qué va a empezar la Primavera, decidme, el 21 de marzo…?
La Primavera no es un tren. Ni es un avión de Iberia. La Primavera es algo, si me apretáis, no objetivo, sino subjetivo. ¡Como la edad de los hombres!
Yo quiero hablar, por eso, de “mi” Primavera.
Primavera, para mí, es…
¡Una algarabía!
…Algarabía de pájaros y niños.
¡Un olor!
…Olor de tierra y de juncos.
¡Un color!
…Color de labios rabiosos y cabellos de seda.
¡Un sabor!
…Sabor de espigas cimbreantes y de besos frescos.
¡Un temblor!
Temblor de hojas y de suspiros, de palabras tontas y mentiras ingenuas.
Para mí, en fin, la Primavera es, más que algo de contornos precisos, una emoción. Algo, quiero decir, que empieza y que acaba cualquier día. A cualquier hora, con cualquier pretexto.
Mi Primavera, a veces, llega sin pensarlo; un día de nieve, cabe. 0 un día de sol. Llega, sin previo aviso, cuando, a lo mejor, el suelo pardo ‑que le hace zalemas a los troncos arrugados‑ recoge la ropa vieja que los árboles se quitaron al llegar octubre.
0 cuando suena la campanilla, al alzar, de Dios.
0 cuando llora un niño porque se ha muerto el perro aquel, saltarín, de las orejas largas.
0 cuando me cosquillea en la punta de la nariz un chiste de Mingote.
0 el día del Corpus.
0 cuando pienso ‑¿lo pensasteis vosotros alguna vez…?‑ que llevamos 25 años de Paz en España…
Porque la Primavera ‑‑sigo siendo subjetivo‑ es sinónimo de Paz. Sí; ¡aunque vosotros ‑los superjóvenes‑ en algún momento hayáis pensado que la Primavera es… otra cosa! Hayáis pensado que Primavera es… ‑¿cómo diría yo?‑ algo así como un incesante rebullir sin ton ni son; como una sistemática disconformidad con todo…
Primavera es, también ‑repito‑, Paz… Hasta el punto de que, cuando a un joven ‑Primavera al fin…‑ le falta la Paz, no sé por qué, se convierte en melenudo; usa blusones de floripondios y se elabora una moral a su gusto…
Claro es que cuando a la Paz le falta la juventud ‑la arrolladora; la santa y rebelde juventud‑ también la Paz tiene el peligro de convertirse en una Paz amorfa, sin temblores. En una Paz que, en lugar de llevar blusones de mal gusto, use túnicas de estameña…
¡Y eso tampoco!
Paz y Juventud. He aquí la fórmula ‑con vigencias imperecederas‑ que nos ofrece esa cosa que empieza con nieve o con sol‑ ¡nunca el 21 de marzo…!‑, con hojas caídas o con cantar de pájaros y que se llama, nada más ni nada menos, que… ¡Primavera!
José Luis Acosta.
OLIMPIADA DE LAS LETRAS
FALLO DEL CONCURSO
PROSA
Primer premio. ‑“¿Hasta cuándo?”, de Teresa Arjona. Colegio Mayor de La Almudena. Madrid.
Segundo premio. —”Monólogo de un hombre nuevo”, de Gil de Zárate. Colegio de la Sagrada Familia. Úbeda.
Tercer premio. —”Primavera para una vida mejor”, de Rosita E. Benicasim. Castellón.
Segundo premio. —”Monólogo de un hombre nuevo”, de Gil de Zárate. Colegio de la Sagrada Familia. Úbeda.
Tercer premio. —”Primavera para una vida mejor”, de Rosita E. Benicasim. Castellón.
VERSO
Primer premio. ‑“Estrellas de Esperanza”, de “Efraím Judá”. Escuela Normal de Magisterio. Jaén.
Segundo premio. ‑“Ayer y siempre”, de M. López. Sevilla.
Tercer premio. ‑“Tristeza”, de José Tirado. Cádiz.
Segundo premio. ‑“Ayer y siempre”, de M. López. Sevilla.
Tercer premio. ‑“Tristeza”, de José Tirado. Cádiz.
TEATRO
Primer premio. —”Con las alas Mojadas”, de Juan Márquez. Colegio de la Sagrada Familia. Úbeda.
Segundo premio—“Proceso a lo erótico”, de Manuel Monroy. Almería.
Tercer premio. ‑“Vivir apenas”, de Benito Villalba. Ciudad Universitaria. Madrid.
Segundo premio—“Proceso a lo erótico”, de Manuel Monroy. Almería.
Tercer premio. ‑“Vivir apenas”, de Benito Villalba. Ciudad Universitaria. Madrid.
El número de trabajos presentados en prosa ha sido de 53, en verso 59 y en teatro sólo se presentaron 7 obras. El jurado ha estado compuesto por el pleno de la redacción de Tanteos, asistiendo relevantes figuras literarias a la eliminatoria final.
Transcribimos los primeros premios de Prosa y Verso.
Transcribimos los primeros premios de Prosa y Verso.
¿HASTA CUÁNDO?
Llegué sola, sin camino… pronto encontré un sendero llano, libre de obstáculos… lo tomé y caminé por él; a mi paso encontré un pequeño paraíso. Mis deseos todos se verían complacidos, mis apetitos saciados… todo lo tenía, y acampé allí. Mas cierto día, cuando descansaba bajo la fresca sombra de un sauce, vi un pequeño resplandor que salía de entre “uno de tantos” matorrales. Era tenue, casi tímido… Me acerqué a él y, apartando sin esfuerzo las ramas que lo cubrían, apareció un camino muy oscuro. Dudando fui por él hasta que salí a una gran llanura sin árboles ni matorrales; sólo hierba fresca. Olvidándome de mi campamento y de todo aquel “paraíso” que en otros días me ayudó, me interné en ella con ansias de nuevas aventuras; entonces sentí que los rayos de¡ sol se pegaban a mi piel, y un vientecillo suave me refrescaba. Fui feliz… Aquí mi pensamiento volaba muy alto, todo en mí se convirtió en espíritu…; pero cierto día, cuando mis ojos estaban clavados en el cielo, vi pasar por él (que siempre fue azul y solitario) una golondrina negra cuyas alas eran muy brillantes… y la seguí…
Otra vez, sin yo sentirlo, me encontré en otro nuevo paraíso; este era diferente: flores y espinas, montañas y llanuras, luz y tinieblas, cuerpo y alma… ¡Y allí me instalé! El destino me llevó. Así vivo, ¿hasta cuándo?…
¡Ven!, sí, ven corriendo; te añora mi corazón. ¿Recuerdas aquellos paseos por nuestro caminito solitario?; éramos felices como los justos en el cielo… Tú fuiste mi cielo, el paraíso en el que yo viví horas maravillosas, horas sin tiempo… ¡Paraíso perdido para mí! Estás lejos, tanto, que me pareces un sueño, sin sueños. ¡Quiero volver a ti y que vuelvas a mí! Romper todo cuanto nos separa; romper el presente y vivir el pasado… Mis manos te buscan a tientas, como ciego que con ansia espera tantear la cara amiga… ¡Ven!, déjame vivir en tu paraíso, que me pertenece… rompamos la cadenas que nos atan, ¡huyamos de nuestras prisiones!… Vivamos otra vez…
Cierto día, sin saber por qué, mis ojos se encontraron con otros ojos. Desde entonces vivió mi corazón en incesante vigilancia, buscando un sólo segundo para volverlos a encontrar, pero siempre huían… ¿Acaso me tenían miedo?; quizás ni se fijaron en mí. Puede que fuera sólo un pudor de su ternura… No lo supe jamás; ahora me queda la incertidumbre y mi alma pide por aquellos ojos que quizás lloren por mí.
Teresa Arjona.
ESTRELLAS DE ESPERANZA
Es la hora de acostarse y soñar
que las estrellas están altas,
aunque el corazón ruede, cansado,
por el suelo de mis trabajos.
que las estrellas están altas,
aunque el corazón ruede, cansado,
por el suelo de mis trabajos.
Es la hora de olvidar que hay un mundo,
a veces loco y sin respuestas,
y cerrar los ojos, y mirar arriba… y pensar en nada.
a veces loco y sin respuestas,
y cerrar los ojos, y mirar arriba… y pensar en nada.
Porque es la hora de la nada;
nada importa,
nada sonríe,
nada está fácil.
Sólo las estrellas brillan en la noche,
que es oscura y de viento en la rama.
Son los agujeros de una negrura infinita:
la de mi alma.
nada importa,
nada sonríe,
nada está fácil.
Sólo las estrellas brillan en la noche,
que es oscura y de viento en la rama.
Son los agujeros de una negrura infinita:
la de mi alma.
Y pensar en ellas, sin verlas,
como el escape de un día torcido,
o de unos recuerdos desechables,
que sin ser nada… pueden mucho.
como el escape de un día torcido,
o de unos recuerdos desechables,
que sin ser nada… pueden mucho.
Es la hora de subir al monte del sueño,
y olvidar el mundo, y pensar
que arriba está Dios,
el único consuelo de mi noche.
y olvidar el mundo, y pensar
que arriba está Dios,
el único consuelo de mi noche.
Efraím Judá.
ESPAÑA, AQUÍ…
A propósito de los 25 años de PAZ
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Las palabras de Su Excelencia el Jefe del Estado en su último discurso, con esa su renovación siempre joven, el Plan de Desarrollo, la nueva ley tributaria y la ley de Seguridad Social, dan esperanzas más luminosas, más justas. Ofrecen un orden mejor para una mayor paz. Un mayor triunfo del amor a toda España, en la autoridad, en la verdad, en la libertad y justicia social, que son ideales del movimiento, y en lo que estamos totalmente de acuerdo. Tanteos se une esperanzador en esta efeméride española y hace votos por una España cada día más España.
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Todo balance supone alegrarse con lo bueno realizado, y es mucho; pero es también un examen detenido de los errores cometidos y de lo que queda por hacer. En su reconocimiento sincero comienza el nuevo éxito. Tan absurdo es que el pueblo quiera gobernantes perfectos, como que éstos crean serlo. De las realizaciones, que le son naturales a todo gobierno digno, estamos enterados por la radio, la prensa, la televisión…: colegios, regadíos, viviendas, industrias… pero no sería una conmemoración digna de tal, si no sirviera para avanzar hasta las más profundas consecuencias políticas, económicas y sociales del movimiento, donde fundar una paz más consciente, con participaciones de todos los espíritus: agricultores, intelectuales, obreros, estudiantes, etc. Con la participación de todos los hombres de la Patria, en los frutos de esa paz, y no que algunos apoyándose en un hecho histórico de todos los españoles, quieran justificar derechos especiales.
Que lo bueno no sea enemigo de lo mejor; que se incorpore a la tarea rectora a mayor número de los que no hicieron la guerra, suavizando el cambio de generaciones. No olvidar que la cruzada fue, según nos habéis enseñado a los jóvenes, por el triunfo de unos ideales, y no de unos hombres. Desarraigar lo que se ha pegado injustamente al movimiento de nuestros padres, haciendo que no lo queramos sentir como nuestro totalmente. Hacednos comprender la necesidad de nuestra incorporación para seguir la tarea comenzada y entusiasmarnos en ello con el ejemplo de cada día, no sólo de la guerra.
Bernardo López.
Yo no nací hace cincuenta años, pero he leído Un millón de muertos y Los cipreses creen en Dios. Mi padre puede ser muy bien un Ignacio Alvear, de tantos como hay por esas ciudades de provincias. Yo soy un hijo engendrado con olor de guerra y de tragedia no muy lejanas. Yo soy forzosamente un compuesto híbrido de estrellas azules y hambre. Yo soy una cosa rara. Pero no importa.
Nací en el quinto año de paz. Han pasado cuatro lustros más sin vivir en realidad más que uno, el último. Cinco años, cuando quedan por atrás veinte de distancia, son muy pocos de vida para mí. No me causan, entonces, admiración, esos veinticinco años de paz, porque en realidad he vivido cinco. Me parece poco. Y me parece la demencia más grande la guerra. Me pongo a temblar cuando mirando al frente de mi posible historia veo un horizonte encerrado en incógnitas.
Yo no conocí la España de entonces. Yo sólo veo la de hoy. La estoy viendo todos los días. La veo avanzar.
Pero la España del 36‑39, la del idealismo, ha llegado hasta mí deteriorada. Imagino la pureza de entonces, porque no podían existir términos medios: Quijotes, o Sanchos. Hoy todo está híbrido, como yo. Somos las dos cosas. Quizás una España más equilibrada. Ciertamente con más paz, pero quiero cantar mi Cara al sol a cualquier hora del día, superar mis incógnitas, superar mi deseo de una España a codo con las naciones europeas, superar todos los resortes del mundo y llegar a las estrellas del alma y hacerlas realidad, porque es la hora de la acción y del espíritu renovados… pero no de la Historia.
J. M. Berzosa.
EUROPA, SIEMPRE EUROPA
Sala de estar
Europa tendría un símil de comparación en algunos futbolistas, se le arruga el rostro, se le curva la espalda, se le cae el cabello…, sin embargo, continúa de líder en ese partido de fútbol‑fútbol cultural, artístico, político… que cada día se juega en el inmenso estadio del mundo.
«Europa está vieja». Desde hace más de cincuenta años todos lo dicen, el americano, el asiático, aún el mismo europeo. ¿Por qué? No sabría qué contestar. La respuesta ha de venir de quienes lo dicen.
Al primero de los interrogables que me encuentro es al Sr. Europeo. Alto, con un traje impecable, está sentado en un sillón al amparo de una pantalla, lee una novela francesa. Me acerco:
‑Por favor. ¿Me permite un instante?
El Sr. Europeo ha cerrado el libro, se ha quitado las gafas y me invita a sentarme. Voy al grano:
‑¿Ha pensado o ha dicho alguna vez que Europa está vieja?
‑Pues… es posible. ¡Se piensan y se dicen tantas cosas!
‑Pero…
No continuó, en la forma de aclararse la voz comprendo que está dispuesto a formular una teoría de esas a las que tan aficionados son estos señores de la vieja Europa.
‑El mundo es así ‑engola su voz con la oratoria‑. Todo pasa, en frase de Kempis, «como las naves, como las nubes, como la sombra». La existencia toda no es más que una flor que en un instante florece y se marchita, pero ‑siempre hay un pero que arregla las cosas‑ no sin antes haber dado su fruto. Europa ya lo ha dado, y en abundancia, por eso no es de extrañar su vejez, ni siquiera su futura reducción a la nada.
‑¿A la nada?
‑Sí, a la nada. ¿Cómo acostumbrarse a la esclavitud quien ha sido rey?
‑De todas formas ‑insisto‑ Europa quedaría con sus recuerdos, con su experiencia.
‑¡Ah! Los recuerdos… La experiencia… Los viejos hemos inventado ambas cosas para suplantar a la juventud. Esta sustitución, le confieso, ha sido un fracaso. Si supiese lo triste…
El señor Americano, otro de los interrogables, acaba de entrar. La ocasión es propicia para dialogar con él, por eso he de cortar la copiosa tesis del Sr. Europeo, no sin antes haber aceptado una invitación para tomar café.
El Sr. Americano nada más entrar se ha sentado en un sofá. Saca el New York Times y lee la página de sucesos.
‑¿Me permite un instante?
‑No faltaba más. Siéntese. ¿Fuma?
Me ofrece un “habano” ‑ironía del destino‑ que yo guardo para luego.
‑Mire, Sr. Americano…
‑Perdone ‑me corta y recalca‑ ciudadano de los EE. UU.
Había olvidado que América es algo más que los EE. UU. Presenté mis excusas y lancé mi pregunta.
‑¿Ha pensado o ha dicho alguna vez que Europa está vieja?
‑¿Quién no lo ha pensado en los EE. UU.?
‑Comprendo. ¿Sería capaz de fundamentar su afirmación?
‑Desde luego. Uno es viejo cuando hay por debajo de él otro más joven, uno es débil cuando está por debajo de un poderoso, uno… En fin, usted me entiende…
‑Claro, clarísimo. Europa ha sido joven y fuerte hasta que otros…
‑…que hemos sido nosotros…
‑…han venido a reemplazarla.
‑Exacto. Mire usted ‑me enseña el periódico‑ rascacielos, gigantescas empresas, dólares… Y aquí, en la página de sucesos, catástrofes como no las encontrará en ninguna otra parte. Lea, lea…
‑¡Caramba, qué titulares!
Repuesto de la impresión continuó el asedio.
‑Sin embargo, ¿no ha pensado usted en quiénes mueven todos esos hilos?
‑¿Pensar?… Para eso me falta tiempo. Yo, sólo hechos: la técnica, los grandes inventos, los dólares…
Lo han llamado por teléfono, se despide precipitadamente y sale del salón gritando:
‑¡Los rascacielos! ¡Los cohetes! ¡Los satélites artificiales! ¡La Luna!…
Al ir a inspeccionar la autenticidad del habano, me doy cuenta de que el ciudadano de los Estados Unidos ha dejado el New York Times en el bolsillo de mi chaqueta. ¡Estos americanos están llevando su plan de ayuda a los subdesarrollados demasiados lejos!
Ahora busco a los chinos, pero no los encuentro. Pregunto a un ruso: oficialmente no puede responderme, extraoficialmente me dice que aparecerán de un momento a otro. En efecto, aquí están. Vienen dos, o tres, o cuatro. El número no cuenta, ya que visten el mismo traje ‑uniforme del Ejército‑, marcan el mismo paso ‑militar‑, y hablan al unísono. «Eso es comunismo y no lo vuestro», me gustaría gritarle al ruso. Con la pregunta en los labios me dirijo hacia los chinos, mejor aún, hacia el chino. Pero no hace falta interrogarle. ¡Como anda el espionaje!
‑A la pregunta que iba a formularnos ‑dicen todos y cada uno‑ habríamos de responderle en los siguientes términos: Europa está vieja, más que vieja, difunta casi. ¿Por qué? Porque lo ha estado siempre. Su civilización, su arte, su ciencia, su progreso, todo falso. Propaganda, propaganda…
(Cuando estos lo dicen ‑pienso‑ será verdad, ya que de propaganda entienden un rato).
‑¡Ay Europa! ¡Europa! (Caramba, esto se pone feo). Está a punto de llegar tu hora. Diviértete, enfángate en el placer con el pretexto de la justicia, de la religión, del arte… Cierra los ojos como el avestruz del desierto para ignorar tu cruda verdad. La hora de la justicia se acerca, y tú, la más dividida, la más débil, la más… (trémolo) vieja, serás la primera en caer. ¡Ay Europa! ¡Europa!. Pescado putrefacto que reluce en la oscuridad de la ignorancia. El chino lloraría si su pecho albergase la compasión…
Por fin se fueron los chinos. Temblando y con el pelo de punta me acerco a la barra:
‑Una taza de tila, por favor.
‑¡Caramba! ‑me dice el ruso que toma un whisky con soda‑ ¿Ha tenido algún accidente? :Ah!… –comprende‑. Es… por los que acaban de salir. ¡No se lo tome tan a pecho, hombre!
‑000‑
Mientras han tenido lugar estas conversaciones ‑cincuenta o más años, que es, precisamente, el tiempo que se lleva hablando de la vejez de Europa‑ han ocurrido “diversos hechos” en el seno de la agónica ídem: dos guerras, primera y segunda, respectivamente de la serie de las llamadas “mundiales”, una revolución con apellido ruso y caracteres cosmopolitas, una crisis ‑Berlín‑ con apellido cosmopolita, pero con caracteres rusos, etc., etc., etc.
La decrépita Europa, entre estertores de muerte, ha continuado siendo el centro del mundo. Todos los pueblos estuvieron durante ese tiempo pendientes de sus regates y… de sus goles. Europa está vieja, como todo el mundo está viejo. Sin embargo, parece no resignarse a abandonar el liderato en el terreno de juego. Por algo, en lo que va de año, ha estrenado gloriosa o tristemente ‑que los desaciertos como los aciertos reflejan la vitalidad‑ una nueva frase célebre atribuida a De Gaulle: «América para los europeos»; algunos “hechos” con el mismo sentido de la frase pero entre rusos y africanos; y unos “pinitos” a cargo de la Madre Grecia.
El viejo refrán se cumple: «El que tuvo y retuvo, guardó para la vejez».
J. de Haro Malpesa.
POLÍTICA CONTRA POLÍTICA
Explicamos un término contradictorio: el egoísmo colectivo; entendemos por tal esa ambición de grupos que afirman buscar el bien común; estos, humildemente, dicen que para el bien de la sociedad hay que llevar al gobierno los mejores y como los mejores son ellos…
Pero con frecuencia hay una minoría bastante grande que opina lo contrario y nos vemos obligados a presenciar una “merienda de negros” que llegan a feliz término gracias a los fuegos artificiales.
En fin, nosotros jóvenes poco o muy libertinos, no estimamos conveniente participar en tan animadas meriendas y consiguientemente las dejamos para nuestros mayores, que parecen apreciarlas bastante.
Se acusa al joven de hoy de una casi absoluta indiferencia política y, sin embargo, creo que precisamente por eso se nos debía felicitar.
Nosotros los jóvenes vemos que el mundo avanza a pasos supersónicos y si se pierden pasos, quedaremos irremisiblemente atrás; y… ¿qué otra cosa es la política sino exteriorización del egoísmo colectivo? ¿Y… no es ese egoísmo colectivo a veces causa de la pérdida del tan preciado tiempo? ¿Un ejemplo?
Cuando se independizó el Congo Belga, estaba ‑o al menos lo decían‑ en óptimas condiciones de ponerse a la cabeza de Africa. Pues bien; ahora están peor que antes y por si fuera poco hay por medio una serie de asesinatos (si queréis, llamadlo meriendas) e intrigas que acarrearon precisamente la retirada del hombre que ‑permítanme la alegoría‑ pudo conducir al pueblo sobre el Mar Rojo.
Nosotros, como andaluces que somos, opinamos que con una ramita de olivo, se pudo haber arreglado todo, pero como la política es tan bromista, en cualquier momento puede cambiar la ramita por la vara y…
Suponemos, amigo, que después de esto comprenderás nuestra posición de política contra política. Pues no somos indiferentes, sólo que no creemos que por la ambición de determinados señores, sea necesaria esa absurda pérdida de tiempo e inteligencia a que conduce la disputa política.
Ya sé que nos acusarán por una posición un tanto errónea, pero no es justa la acusación; nosotros amamos la política, deseamos vivirla, pero no nos han enseñado a ello. Estamos aislados de ella, sólo vemos en el mundo continuas disputas y diferencias; divisiones innecesarias que no buscan tanto la manera de conseguir la paz como la de exaltar sus propias ideas; pues hay que suponer que el bien común es el mismo desde cualquier punto de vista y, éste sólo se consigue con la justicia y la caridad, nuestro partido.
Manuel Cubero.
El corazón ansía el horizonte. El horizonte es una ilusión. Pero nosotros vivimos en horizontes, porque ellos son el pan y la sal de la vida, y arcos que nos disparan siempre más allá…
JUVENTUD… 1964
RESERVADO PARA DIÁLOGOS
Lo lanzamos en nuestro anterior número y han llegado las respuestas. Dejamos a un lado la encuesta masiva y preferimos la opinión particular, representativa de un sujeto, pero válida al fin y al cabo.
Cuando define una personalidad reconocida nosotros agachamos, poco más o menos, la cabeza y aceptamos el valor de lo dicho por el maestro. Es el Magíster dixit… en reminiscencias. Se trata de la juventud, y aquí los maestros somos nosotros. Entiendan: maestros en saber lo que nos pasa; lo que queremos y dejamos de querer.
JESÚS DE HARO MALPESA
19 AÑOS
19 AÑOS
La encuesta de París Match sobre la juventud es contundente:
‑Rien de la Religión.
‑Rien de la Patrie.
‑Rien de la Politique.
Teniéndola por base, no es raro oír hablar de la “Dulce juventud sin sacrificio”.
Ni nuestra juventud ni nuestro apartado para diálogos caminan por esa senda empedrada con rien y más rien franceses. Hemos dicho que vamos a hablar de la juventud, concretamente de la nuestra, y esta negación a los valores arquetípicos, o no es juventud, o al menos no es la que creemos poseer nosotros. ¿Cómo es nuestra juventud? ¿Más buena? ¿Más mala? Eso lo dirán esos señores con barba cana ya y que pierden el tiempo metiéndose en edades ajenas. Lo único que podemos asegurar es que es más… juventud.
Nuestro carnet de identidad ahí lo tienen:
16, 17, 20 años. Clase media, sin posibilidades de aspirar a mucho, pero con ganas de llegar a ser algo. ¿Estudios? Por encima de la escuela primaria. ¿Cultura? Algo desorientada, terminará por encauzarse. ¿Cine? Se empieza a tener en cuenta el nombre del director. ¿Televisión? Un no rotundo para los tele‑films y un sí entre desconfiado y curioso a Marsillach. ¿Literatura? Superado el “Oeste” y el FBI novelesco, los baratos Plaza son nuestra solución. ¿Música? Algo atrasados, ya que los estudios no permiten escuchar los programas de “Música mientras trabaja”. De todas formas se conoce a Beethoven y se prefiere al Dúo Dinámico. ¿Pintura? La fotografía. ¿Sacrificio? Psch… ¿Sinceridad? Es un tópico responder que sí, no vamos a defraudarlo. ¿Inquietud política? Bastante si llamamos al fútbol política. ¿Social? La cuestión se siente; para un pueblo hasta hace relativamente poco, tan apartado de estas cuestiones es algo, es mucho. ¿Religiosa? Un sí con reservas. Se acepta el vaivén de las nuevas olas, pero con temor a la resaca. No se comprenden las fronteras. El único “telón” que se admite es el del escenario. La única guerra, la de nuestra vida. Sonrisas al oír hablar de la «dulce juventud sin sacrificio» y de la «juventud con sacrificio»; quizá porque nos haya dicho la corta experiencia que la juventud ‑‑valga la petición de principio‑‑ es eso… la Juventud.
Así ‑una de cal, otra de arena‑, podríamos seguir amontonando virtudes y defectos. ¿Cuáles pesarían más? Quizá se equilibrasen. Nuestra juventud sería como una montaña rusa levantada sobre ambicioso afán por llegar a ser algo. Esa aspiración es lo que cuenta:
«Para los viejos son las acciones
para los jóvenes, las ilusiones».
para los jóvenes, las ilusiones».
ANTONIO CUADROS MONTES
19 AÑOS
19 AÑOS
Es una salida algo quijotesca el enfrentarnos en nuestros primeros balbuceos con un tema exprimido en todos sus ángulos; al mismo tiempo, nuestras sugerencias corren el peligro de ser juzgadas de audaces, como “crítica de críticas”. Este desearía que fuera mi slogan.
Junto a mí rebulle una juventud inquieta, soñadora, activa ‑«por los frutos los conoceréis»‑; más aún, existen en España corazones escondidos que mantienen su “edad de oro”. Todos ellos se rebelan ante un «en nuestros tiempos era otra cosa», con que suelen vituperar nuestras acciones, inconscientes, quizás, de que la educación de los hijos comienza antes aún del nacimiento de los padres.
No quiero con mis frases achacar los defectos a otras generaciones. Sólo pretendo llamar su atención, volverlos más comprensivos y hacerles pensar que la juventud no es una masa homogénea de idénticas virtudes y defectos. Cada hombre es un problema desde su nacimiento; basta un simple gesto, un único tropiezo y desviamos el camino de la recta solución.
La juventud no es un período de madurez; es un estado de educación voluntaria y espontánea. No es con censuras, ni sermones, como se reparará lo extraviado. Para la juventud de 1964 hay un arma más eficaz: el ejemplo.
Se habla de la crisis en la juventud como se habla de crisis de teatro, cine… y no nos paramos a pensar que es natural que el hombre evolucione con el mundo; es anacrónico el permanecer anclados a un hecho. Es propio del joven el progreso ilimitado; se empieza a ser viejo cuando se vive de recuerdos.
Sin embargo, con vergüenza he de reconocer un cambio paulatino, aún reparable, en una ínfima parte de nuestra juventud en lo que concierne al «ser permanente del hombre», a la existencia de una conciencia profunda, formada; nos sirve para fundamentar el valor del ejemplo. No soy partidario de volver a nuestra Edad Media, cerrando nuestras fronteras, pero sí de una mejor selección de los alimentos que se nos ofrecen: cine, TV, teatro… son armas de doble filo, armas que no son empleadas aún por los jóvenes.
A todos dirijo un ruego: no juzguen por un acto a una persona; no vituperen a la juventud por los defectos de unos pocos; si en verdad existe, aunque sea minoría, no temamos limitar para ellos el concepto ‘juventud’; y, por favor, no apliquemos ese nombre con todo lo que encierra, a personas enfermas de espíritu, aunque muestren veinte años.
ANA MOLINA
(De mi diario)
(De mi diario)
Ayer cumplí veinte años. Un año más. Nada que sea más digno de ocupar tanto espacio de mi diario; pero amigo, eso de pasar a la región de los dioses hace qué pensar, palabra. Quizá porque sea a esa edad cuando la mujer se da cuenta de lo vieja que es. ¡Veinte años! Veinte años para ti solo, mi diario, para ti solo; porque para los demás, hoy y mañana, hasta que me case, seguiré teniendo diecinueve.
He pensado durante todo el día y he cancelado la cuenta con esos años que llevaban el uno por delante haciendo balance:
Empecé a ser joven a los trece, quizá a los doce, cuando el que debería ser mi esposo no era más que un chiquillo. A los catorce me puse medias y a los quince, tacones. ¡Qué progreso! Entonces es cuando propiamente empezó mi juventud, porque la juventud de la mujer no es conquista, como la del hombre, sino espera y… ‑con perdón‑ aguante. «El que espera desespera, si el esperado no llega»; pero el esperado llegó. A mis diecisiete estaba novia, pero joven; eso sí; seguía esperando, ahora, en casarme.
Y llegaron mis veinte años: hoy. ¡Qué vieja me encuentro! Ya podía estar casada y hasta tener hijos.
Me he despedido de mi juventud con algo de nostalgia, es verdad, pero con la conciencia de mi maternidad a la que aquella deja paso. La juventud del cuerpo, la belleza de toda iniciación, a cambio de la juventud del alma y la proyección de la plenitud. En fin, el alboroto de una ilusión por la paz de una familia. En el cambio he salido ganando, por eso no estoy triste; sólo algo, un poco, nostálgica.
Es tarde, querido diario. Adiós.
Merece un comentario lo que hemos leído.
De por sí es difícil dar una idea exacta de la juventud de España. Como todas es tan lógicamente heterogénea… Sin embargo, podemos quedarnos con un sector bastante concreto puesto que los que opinan son estudiantes. Es decir, tenemos de base una cultura y eso es mucho a la hora de entender y enjuiciar opiniones. De acuerdo en casi todo lo que nos dicen los tres compañeros de arriba. Es un grito, que la juventud quiere ejemplo y no palabras. Menos acertado el que nos encojamos de hombros ante el sacrificio. Tenemos uno y bastante notable: el de nuestra promoción cultural y humana. Hoy, se lucha por ser alguien en la vida. Un “ser alguien” que se define por una mejor posición económica, o social, o de influencia, o artística… 0 combinadas entre sí. En definitiva, el ideal que uno se haga del mundo, y de su mundo.
Existe esa lucha, a pesar de todos nuestros desaciertos de niños twist y de “planes”. Quizá no tan acentuados como nos dicen. Existen, es indudable, y quizá por eso es comprensible que nos hayan cansado las palabras de los hombres que nos acortan por aquí y por allí, y que son incapaces de insinuarnos con un ejemplo claro, un camino definido que sabemos que existe: el camino de Dios.
Las culpas van a partes iguales. Lo mismo que los aciertos. Para padres e hijos. El error de desentenderse de una educación, por el error de tomarse libertinajes. El sacrificio de ellos porque nosotros seamos algo, por nuestras horas de estudio «amarrados al duro banco». Aunque dicen que los estudiantes llevamos vida de príncipes…
Ciertamente son notas generales. No creo en la perdurabilidad de los defectos cuando hay inteligencia para verlos. El mal se suaviza así mucho y el problema se minimiza. Si lo hemos visto, vamos a darle solución, porque todavía tenemos valores muy positivos por ahí. Ana nos lo ha dicho muy bien. Seguimos creyendo en la familia. Ese hogar unido que para sí querrían muchos de fuera. De la casa tiene que salir la renovación. Aún no se ha perdido la tertulia íntima alrededor de nuestros padres. Puede que seamos nosotros los que tengamos que poner la levadura de la preocupación. Bien, ¿por qué no? Adelante.
¡EDUCAMOS?
Decíamos en nuestra página de Juventud 1964 que éramos nosotros los maestros en saber lo que nos pasa. Pero… no somos los únicos maestros. Los que nos ven subir y bajar en la escala de valores humanos, los que nos enseñan y educan, también lo saben.
Sin embargo, no hemos querido hacer el reverso de la medalla con estas entrevistas, ni creemos que pueda serlo. La verdad es una.
Allí, opiniones; aquí, respuestas. Allí lo que dice el corazón, con razón. Aquí lo que dice la razón, con corazón. Allí el qué se hace; aquí el qué se hizo. No es una continuación. Son dos aspectos distintos del problema, enfocado de distinta manera. Pero que puede ayudar a algo. Opinamos que sí.
Nuestro agradecimiento más sincero a todos ellos.
INSTANTÁNEAS DE LA EDUCACIÓN EN ÚBEDA
CUESTIONARIO
1.ª. Educador y educando. ¿Oposición de éste? ¿Abertura?
2.ª. Libertad y educación. Autoeducación… ¿Prematura? ¿Retardada?
3.ª. Lo social en su pedagogía. Proyección del educando en la sociedad: religiosa, política, artística…
2.ª. Libertad y educación. Autoeducación… ¿Prematura? ¿Retardada?
3.ª. Lo social en su pedagogía. Proyección del educando en la sociedad: religiosa, política, artística…
DÑA. FRANCISCA CAPILLA
Directora del Instituto de E. M.
Directora del Instituto de E. M.
1. Sin una predisposición del educando para “recibir” es difícil la actuación del educador.
Con los niños de 10‑12 años es frecuente que el profesor encuentre campo abierto a sus influencias; a esta edad el niño se muestra externamente tal como es y “recibe” sin resistencia. Pero el niño entrado en la adolescencia (13‑15 años), quiere hacer al margen de sus educadores su aprendizaje y la experiencia de su vida individual; de ahí el afán de discutir todo, la terquedad y resistencia, que él considera firmeza de carácter. Acabará por convencerse de que necesita “apoyo”, y el descubrimiento de esta necesidad será para él “deprimente” y el momento adecuado para que el hábil educador derrumbe la barrera que le separa del educando y le impide actuar con provecho.
2. Autoeducación, sí; pero controlada y dirigida. El afán de libertad propia del adolescente es muy peligroso; no obstante, hay que evitar combatirlo de frente. Las reacciones intelectuales del adolescente son absolutas, apremiantes, sin matices. Quiere tener una experiencia personal de las verdades que encuentra; la experiencia ajena no le basta.
Escuchémosle con paciencia, corrigiendo lo que sea incorrecto, pero pensando mucho la oportunidad y forma de reprensión.
3. Es precisamente en la edad escolar superior cuando, aprovechando el “ansia de ideales” que lleva dentro el muchacho, hay que canalizarla y dirigirlo en bien de la sociedad en todas sus facetas.
D. DIEGO FERNÁNDEZ
Director de la Escuela de Maestría Industrial
Director de la Escuela de Maestría Industrial
1. Educando y educador deben integrarse en un sólo afán didáctico. Ahora bien, la pseudo‑personalidad de la adolescencia desencadena una oposición por parte del educando. Hay que conseguir cambiar, en abertura, esa oposición. ¿Cómo? Vocación y comprensión.
2. El hombre es por naturaleza libre, y al mismo tiempo educable. La tarea del educador será el resolver este binomio, ‑¡ya salieron las Matemáticas!‑, sin que ninguna de las incógnitas quede desvirtuada.
En cuanto a la autoeducación, la considero imposible si no se alza sobre el cimiento de una heteroeducación auténtica.
3. «Debemos educar para la vida», decía Dewey…
Importante la “educación integral”, necesaria para la “educación intelectual”. ¿Proyección social?… Sí, naturalmente. Pero responsabilizando esa proyección. Un “no más” al falso y rápido deslumbramiento que propagan las “nuevas olas” y un “siempre sí” a la trascendencia competente del hombre ‑artístico, religioso…‑, educado a la vida cívica.
RVDA. MADRE MARTA BELÉN
Superiora de las RR. HH. Carmelitas
Superiora de las RR. HH. Carmelitas
1. Flexibilidad del educando, siempre que entre el juego y el razonamiento. Abertura si nos ponemos respetando su punto de vista, y nos hacemos cargo de su problema, aunque sea pequeño en sí.
2. Libertad sí; pero una vez que el educando haya alcanzado el sentido de responsabilidad. Se nota bastante deficiencia en la autoeducación, quizá porque se retarda en el niño la idea de austeridad y abnegación, necesaria al cristiano y a la persona humana.
3. Proyección social deficiente, sobre todo en el aspecto religioso.
RVDO. P. MANUEL BERMUDO, S. J.
Rector de las EE. PP. Sagrada Familia
Rector de las EE. PP. Sagrada Familia
1. Hay oposición cuando el educador gusta de su papel porque es cómodo y no lo considera como un servicio sacrificado. O cuando el educando no es sincero consigo mismo y prefiere eludir el inmenso, pero apasionante esfuerzo de encontrar su camino, oyendo, siguiendo y amando a los que saben más y le quieren.
Si todo esto se realiza en un clima de amor, el educador puede exigir duramente el camino y el educando se entregará virilmente al esfuerzo que se le exige.
Es absurdo enfrentar a ambos como si unos fueran los abiertos y otros los cerrados. La verdad es siempre abierta aún en el momento de exigir o negar. Pero el ideal sería que quien está educándose (y todos lo estamos siempre de algún modo), no cayera en tentación de exigir siempre una mayor libertad, cuando ve claramente que no le conviene. Y quien educa no se asustará de cualquier libertad que se le reclamara, como si fuese mejor en sí la no libertad que la libertad.
2. La libertad es un don de Dios. Pero todos buscamos un agente de orden público cuando hay un atasco de circulación. La peor libertad es la que impide el ejercicio de la justicia y el amor. La mejor libertad, la que permite el servicio de Dios en el mejor uso de los propios talentos (no de los ajenos). A esto le llaman otros el desarrollo de su personalidad, siempre que entiendan por personalidad la propia vocación.
Al hombre que busca sinceramente su camino le iluminará Dios para suplir por sí mismo lo que no le dan los educadores. Pero desconfiemos, amigos, de los que creen no encontrar nada interesante que asimilar de sus educadores, pues es fácil confundir autoformación con soberbia.
La sencillez de espíritu y eldeseo apasionado de la verdad regulan la diaria tarea de educarse a sí mismos.
3. Educarse es en gran parte integrar nuestra individualidad en la colectividad; nuestra narcisista contemplación propia con el descubrimiento del “otro”, a quien hemos de estimar, muchas veces servir y para los cristianos amar como hermanos.
El descubrimiento del prójimo y el encontrar en nuestra vida un sitio para él es ir por una pedagogía segura. Temo a los hombres de alta educación intelectual que no han aprendido esta sencilla lección que conoce cualquier vieja de aldea.
RVDO. P. RAFAEL NAVARRETE
Prefecto de las EE. PP. Sagrada Familia
Prefecto de las EE. PP. Sagrada Familia
1. Sí, sí, la educación es abertura; desde que Aristóteles dijo, con muy poca fantasía, que el educando es un “recipiente”, todos nos imaginamos a los jóvenes como un cántaro de ancha boca; como una coctelera que no debe sentirse fuente hasta que todo tenga su punto, su color y su gusto.
Pero también el educador debe estar abierto ante el educando. Quiero decir humildad y amor; no titubeos ante los principios educadores y la adaptación a los perfiles juveniles del momento. Creo que estamos ya muy lejos de aquellos maestros que se creían únicos poseedores de la verdad y que callaban las voces de los jóvenes con el pañuelo amarillento de su experiencia. A casi todos nos ha entrado un temblor de principios que esteriliza en gran parte la personalidad pedagógica.
2. No sé responder con dos palabras; creo que la única meta honrada de la educación es enseñar al hombre a ser libre; es decir, a que haga libremente lo que debe hacer. Sin embargo, confieso que estoy un tanto de vuelta de tanta literatura idealista sobre la educación en la libertad y la libertad en la educación; pienso que en pedagogía no se puede trabajar sólo desde un gabinete, y que la juventud de naciones teóricamente muy adelantadas en pedagogía es una constatación negativa de ciertos postulados modernos.
Esto lo digo para los jóvenes lectores de Tanteos. No es una visión total; otros aspectos son también verdad. Me gusta una juventud que sueñe; pero que en los tiempos de decidirse sepa despertarse. Me gusta una vida de educación dura, exigente, no sangrienta ni airada; aplaudo al Príncipe Felipe porque ha escogido para su hijo un colegio así; creo en el levantarse y acostarse a tiempo… y creo que ya está bien. ¿De acuerdo?
3. El tercer punto lo contestarán otros. Señalar también en la revista que no me gustan los artículos de Tanteos que no tienen problema y que saben a Bécquer y reflejan una juventud que se acaricia a sí misma sintiéndose flor; y que me gustan todos aquellos que hablan de Andalucía y de los hombres presentes. Como me habéis oído muchas veces, a vuestra juventud ‑a la mía qué caramba‑, no nos es permitido ser decorativos inconscientes.
D. JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ
Director del Grupo Escolar “Sagrada Familia”
Director del Grupo Escolar “Sagrada Familia”
1. La relación educando‑maestro ha cambiado bastante. El alumno, en esta hora, ha ganado en consideración porque se le ha comprendido más… Se le ha conocido mejor y se le “alimenta y medicina”, pedagógicamente hablando, más a tono con su sicología y sus intereses. Se ha conseguido, pues, una mayor abertura del alma del escolar y una mutua corriente de confianza entre docente y discente.
La preocupación ‑quizás desmedida‑ porque el binomio maestro‑alumno se convierta en una auténtica igualdad, hace que vaya degenerando en una desigualdad, a veces. Desigualdad en la que el primer miembro ‑maestro‑, a fuerza de empequeñecerse, concede todas las prerrogativas al segundo ‑alumno‑, y es ocasión de que se desemboque en una arbitrariedad deformante e ineducativa.
Abramos decididamente el corazón a los alumnos; pero hagámoslo con cautela y moderación según las posibilidades y reacciones de los educandos. Constituir a los niños ‑o a los educandos en general‑ en astros de primera magnitud, por un mal entendido respeto a su personalidad, hace que hinchemos la vanidad de ellos y los erijamos en ases, con detrimento de su formación. Además, se corre el peligro de situar a los jóvenes en un mundo irracional, en el cual los orientadores seamos satélites artificiales.
2. Cierto pensamiento revolucionario de este siglo se ha pronunciado por la supresión de la autoridad en la enseñanza. Una formación a base de libertad y completamente exenta de medios coactivos ‑una educación sin educador o con educador mermado‑ es difícil que alcance éxitos plenos.
Ni a los niños se les debe tratar como hombres, ni a los hombres podemos considerarlos como infantes… Y la formación autodidacta requiere siempre voluntad y carácter para disciplinarse en una ocupación. No podemos olvidar que los niños feminoides y caprichosos fueron niños sin guía y sin esfuerzo, sin sujeción a normas exteriores. Ni tampoco podemos dejar de advertir que los gamberros brotaron de entre los jóvenes rebeldes que quisieron campar por la vida, disconformes con toda autoridad y freno.
La pedagogía con maestro no puede ni debe ser la que barra la libertad sino la que prepare para ella. Estupenda cosa es la autoeducación cuando al sujeto le han crecido las alas para poder volar. Y, ciertamente, cuando el aprendizaje descubre por sí mismo los secretos de la ciencia, de la cultura, del saber, estos se prenden con mejores raíces y se afianzan más y mejor. La escuela, precisamente, adolece, en la mayoría de los casos, de ser machacona, reiterativa. Se equivoca al no mover al alumno al esfuerzo, al ejercicio de sus facultades. Yerra al suministrar conocimientos demasiado digeribles, obstaculizando así que el niño los asimile ‑mediante su personal esfuerzo‑, por sí mismo.
3. Lo social en la pedagogía es imprescindible y, sobre todo, en los actuales momentos, si queremos que la escuela ponga su mirada en la vida.
Muchas realizaciones tenemos en los Grupos Escolares con esta sana ambición. Todas ‑las religiosas, artísticas, pedagógicas y políticas‑, dejan sus interesantes posos en la formación del espíritu de Comunidad. Buena prueba de ello tenemos con los Coros, Santa Infancia, Cruzados de la Eucaristía, Mutualidades y Cotos Escolares, Padres de Alumnos, Antiguos Alumnos, Campamentos, Teatro‑guiñol, etc., etc. Serían interminables los quehaceres de la Escuela… ¿Quién acertará más…?
D. ISAAC MELGOSA
Decano de la Escuela de Magisterio “Sagrada Familia”
Decano de la Escuela de Magisterio “Sagrada Familia”
1. No es frecuente, a Dios gracias, la oposición del educando al educador. Los que así se sitúan son, en general; refractarios a toda educación, con el único recurso de una autoformación unilateral, en todo caso defectuosa.
Indudablemente la “abertura” del educando fue siempre precisa para una labor educacional efectiva y en estos tiempos está patente y va in crescendo. El peligro está en el crescendo. No es raro que el educando traspase sus fronteras y llegue a una autoeducación también, inconsciente por su parte y, a veces, por parte del educador.
2. Estamos ante el círculo casi vicioso de “educar para la libertad‑libertad para educar”.
Es imprescindible el uso de la libertad, pero en la alternativa “prematura‑retardada”, me quedo sin ninguna. Un “tanto‑cuanto” es término medio a escoger, lo más acertado: creo, hoy por hoy, al menos en nuestro pentágono.
Eso sí, es necesaria la unidad. Concurren a la formación del educando pluralidad de educadores y en este problema, sobre todo, se precisa unificación de criterios para no tener al joven en un vaivén desconcertante, que al final se traduce en derrotismo propio.
3. «Artística», imprescindible; «religiosa», conveniente; «política», innecesaria.
La primera nunca será exclusivamente artística; tendrá multitud de facetas, provechosas todas para el alumno, incluso faltando la faceta arte, que todo puede ocurrir. Es inocua para la formación del educando.
La segunda la juzgo sólo conveniente, porque la indiferencia desilusiona al joven; las púas, tal vez, le hieren demasiado. Exige endurecimiento de hábito.
La tercera requiere mucha discreción; demanda madurez.
POEMAS
ORACIÓN A MARÍA
QUIERO sentir sobre mi frente dura
el tacto de cristal de tu mirada,
y sumergir la sombra de mi nada
en el silencio azul de tu figura.
el tacto de cristal de tu mirada,
y sumergir la sombra de mi nada
en el silencio azul de tu figura.
QUIERO dormir, pequeño, criatura
dulcemente impotente, en la callada
cuna de tu regazo y olvidada
dejar mi alma perderse en tu blancura.
dulcemente impotente, en la callada
cuna de tu regazo y olvidada
dejar mi alma perderse en tu blancura.
QUIERO vivir volcando, grano a grano,
el puñado de trigo de mi espiga
en la patena blanca de tu mano,
el puñado de trigo de mi espiga
en la patena blanca de tu mano,
para que en el ocaso de mi vida,
lejos tal vez, quizás también cercano,
me eleves al Señor como hostia viva.
lejos tal vez, quizás también cercano,
me eleves al Señor como hostia viva.
Julio Gallego Izquierdo, SJ.
LA TARDE DEL AMOR
Estoy triste, Señor.
No sé por qué.
Será la tarde,
lo demasiado tarde,
el camino sin vuelta
del Amor.
(¿!)
Estoy triste, Señor.
No sé por qué.
Será la tarde,
lo demasiado tarde,
el camino sin vuelta
del Amor.
(¿!)
Estoy triste, Señor.
***
¿Por qué si han florecido las sonrisas
Es Primavera?
(El río, la flor,
el pájaro, la hoguera
del sol).
Es Primavera
(Dios).
Es Primavera?
(El río, la flor,
el pájaro, la hoguera
del sol).
Es Primavera
(Dios).
***
Será la tarde,
lo demasiado tarde,
el camino sin vuelta del Amor.
(¿!)
Estoy triste, Señor, y es Primavera.
Estoy triste, Señor.
lo demasiado tarde,
el camino sin vuelta del Amor.
(¿!)
Estoy triste, Señor, y es Primavera.
Estoy triste, Señor.
Julio Gallego Izquierdo, SJ.
NOCHES IMBORRABLES
Ella iba despacio, por un camino chico.
Su sombra cadenciosa,
se movía tranquila por la laguna quieta,
y su vestido blanco,
relucía en la noche, bajo la luna grande,
sobre todas las cosas brillantes de la tierra.
Su sombra cadenciosa,
se movía tranquila por la laguna quieta,
y su vestido blanco,
relucía en la noche, bajo la luna grande,
sobre todas las cosas brillantes de la tierra.
La ciudad de los grillos encendía sus luces.
En el aire tranquilo
del campo misterioso, solitario y profundo,
flotaban enervantes,
miasmas conmovedoras de suprema inquietud;
de dulce ansiedad triste, como sus labios verdes.
En el aire tranquilo
del campo misterioso, solitario y profundo,
flotaban enervantes,
miasmas conmovedoras de suprema inquietud;
de dulce ansiedad triste, como sus labios verdes.
Y su vestido blanco, temblaba sobre el cuerpo
de movimientos lánguidos.
Y en la divina Noche, sus pasos perezosos
sonaban sordamente;
con los hondos suspiros de su tensado pecho;
bajo la luna grande de aquel verano viejo.
de movimientos lánguidos.
Y en la divina Noche, sus pasos perezosos
sonaban sordamente;
con los hondos suspiros de su tensado pecho;
bajo la luna grande de aquel verano viejo.
José M.ª García López.
DESEO
Plasmar en ti mi soledad.
(Romances tiernos
de historias viejas
y en el fondo el mar).
Nosotros en aquel abrazo primitivo
de resplandores insospechados
nido de ausencia, tan solo eso,
en el correr angosto del tiempo.
Hambre de dicha llevo en mi cuerpo
‑polvo humano‑ cárcel de destierro,
esclavo de la noche
dentro de mi ciego infierno.
(pausa del tiempo)
Rota, campanario
de soledad y musgo
mi alma de carne
cegada nave de añoranzas,
nostalgia de recuerdos.
Quiero vivir ‑ave angustiada‑
aprisionado en su vuelo
de mármol y hielo
en la sombra de la nada.
(Romances tiernos
de historias viejas
y en el fondo el mar).
Nosotros en aquel abrazo primitivo
de resplandores insospechados
nido de ausencia, tan solo eso,
en el correr angosto del tiempo.
Hambre de dicha llevo en mi cuerpo
‑polvo humano‑ cárcel de destierro,
esclavo de la noche
dentro de mi ciego infierno.
(pausa del tiempo)
Rota, campanario
de soledad y musgo
mi alma de carne
cegada nave de añoranzas,
nostalgia de recuerdos.
Quiero vivir ‑ave angustiada‑
aprisionado en su vuelo
de mármol y hielo
en la sombra de la nada.
Eladio Garzón Rodríguez.
ERES PRIMAVERA
La luz de un nuevo día,
con prisa, llamó a mi puerta.
Alumbró tu sol ardiente
mi invierno de alma vieja.
Mientras la luna dormía,
albi‑verde en la sierra,
bendición de amor eterno
traía tu savia nueva.
En mi vida florecieron
tu voz (ríen las acequias)
tus ojos (verde‑tierno, inmóvil,
el campo sueña).
con prisa, llamó a mi puerta.
Alumbró tu sol ardiente
mi invierno de alma vieja.
Mientras la luna dormía,
albi‑verde en la sierra,
bendición de amor eterno
traía tu savia nueva.
En mi vida florecieron
tu voz (ríen las acequias)
tus ojos (verde‑tierno, inmóvil,
el campo sueña).
A. Espigares.
COCKTAIL… DE LA VIDA
Diálogo de Soledad y Esperanza
Dicen que no es posible sentirse solo en primavera, que hay un sol que nos acompaña y un lirio que nos sonríe… yo lo creo… necesito creerlo porque para mí también ha de haber una sonrisa blanca o una caricia perdida, algo, maravilloso y cercano, que desvanezca mi soledad; porque, a pesar de esa luz que a todos besa y esa aria de golondrina, un corazón puede sentirse solo, o un cuerpo aterido en la nieve de un vacío…
Lejos, muy lejos, las estrellas juegan a esconderse…
Aquí cerca ‑la palpo‑ mi soledad es seria, no tiene ganas de jugar, es seria y pegajosa. ¿Sabéis?, me ha tomado cariño, y quiere imponérmelo; un cariño monstruoso que coagula la sangre nueva de primavera y embota los sentidos ante la caricia del sol, o embravece ante los ojos el remanso de espigas que se extiende a la brisa…
Quiero ser justo, por eso también he de decir que me ha dejado un hueco, un pequeño o un gran hueco, que me habla de esa luz, nítida y pura, que debe inundar el mundo ahora: son los ojos de los niños.
Ya sé que no es necesario estar pendiente de ellos para notar en esos inmensos lagos, limpios de mugre de la vida, su inocente sorpresa ante todo lo hermoso que les rodea, o ‑sobre todo‑ su tierna sonrisa inocente; pero sí, es preciso dedicarse únicamente a ellos para recoger esa gama de matices, pícaros o traviesos, extáticos, a veces, pero nunca vacíos, porque sólo cuando los ojos del niño pierdan su luminosidad ante el ángel que juega a las canicas con las estrellas, o ante el trozo de chocolate, será hombre y se reirá de todo…
***
Ha vuelto a obstruirse ese ventanal y en la noche de mi alma pienso que yo también puedo ser un niño perpetuamente asombrado; pero es necesario olvidar, olvidar odios… y también amores, y así, con el alma inmaculada, volver a la vida sin ideas ni vocabulario; sólo unos ojos enormes para lo bello y un desprecio absoluto para esa podredumbre que me arrincona en las paredes del hastío…
Porque sólo cuando se es hombre se puede volver a ser niño… para después ser un niño‑grande.
Por eso no he perdido la fe…
Ni la esperanza.
Jacinto Pérez.
El gran manicomio del mundo
Soy feliz. El mundo me ha sentenciado. Soy un loco… Antes me horrorizaban los locos. Pero ahora…
Yo tengo un amigo. Y un día se acercó a mí. Estaba satisfecho, alegre. Le pregunté la causa de su alegría.
‑Me han llamado loco…
‑¿Piensas que lo estaba de verdad? No, no lo creas.
Me contó la causa de su locura…, ya ves, ahora también a mí me llaman loco.
Mi amigo es un valiente y gritó al mundo. Él dijo que consagraría su vida a un ideal, que lucharía, que entregaría su corazón, que haría algo grande por ese mundo. Y ese mundo cómodo y asustadizo se defendió y lanzó su sentencia: “Es un loco”.
Yo digo que el mundo es pequeño, que lo elevaré, que la vida es audacia entrega… amor…
Y el mundo ha vuelto a gritar: “Es un loco”.
Así llama el mundo a los valientes…
Pero igual que mi amigo, yo también estoy muy contento. ¿Qué sería del mundo sin locos?
Ahora somos varios los locos, y nos gusta soñar juntos en nuestra locura.
Soñamos con un gran manicomio, en el mundo en que más “cuerdos” encontremos.
Sería algo grandioso. Admitiríamos a los que no creen en nuestra locura, a los que sonríen escépticos ante nuestros sueños. Y los transformaremos en locos, después más locos… cada vez más locos…
¿Te gustaría ser un poquito loco?
No te rías. No te unas a esa risa fría del mundo. Me darías mucha lástima.
Yo soy feliz, y estoy seguro de serlo toda mi vida. ¿Y tú? ¿Estás tan seguro?
Piensa amigo… quizás no esté loco… tal vez, el loco sea el mundo…
M. G. Martos.
La mejor de las mejores
«Soy un niño despierto en la noche, madre. ¡Mira cómo mis manos te buscan en la oscuridad!».
Rabindranath Tagore.
Rabindranath Tagore.
Sentir con fuego la belleza, el ideal, el amor, es señal de juventud. La indiferencia y la apatía arrugan el alma. El hastío y la desesperanza marchitan la juventud.
En el horizonte de la belleza, de la bondad, del ideal, siempre se destaca María. El santo, el poeta, el joven de verdad la admira, le canta, la invoca. La juventud se entiende con la Virgen. La juventud de verdad comprende que Ella es la mejor de las mujeres, hecha a gusto de Dios, el Artista más exigente, para Madre suya y de todos, para gozo y adorno del universo.
¿Admiras a la Virgen? ¿Sientes necesidad de Ella? ¿Te habla en la intimidad de tus pensamientos? ¿Le hablas? Señal cierta de juventud.
«Dadme un hombre que no sea esclavo de sus pasiones, y yo le colocaré en el centro de mi corazón». Pegrón de Hamlet que explica la entronización de María en los corazones jóvenes. Ella, SÍ perfecto y total a Dios, muy presente en el pensamiento, muy dentro de nuestro corazón, alienta nuestra escalada, mantiene la frente despejada, el músculo tenso y la mirada anclada más allá de las estrellas. No se puede ser joven de verdad y quedar indiferente ante María.
Juventud, soñar despierto entre tinieblas. Sombras de materialismo repugnante, tentación de libertinaje, moda peligrosa de amoralidad y la secreta idolatría del egoísmo.
«Soy un niño despierto en la noche, MADRE. ¡Mira cómo mis manos te buscan en la oscuridad!». Cura tú mi fiebre de libertad mal entendida. Tú, esclava de Dios, enamorada de Dios, la más libre de la monstruosa esclavitud de sexualidad desbordada. Que no entienda yo la libertad como capacidad de hacer locamente mis antojos sino como posibilidad de lograr mi perfección y felicidad.
Mis manos te buscan en la oscuridad, sé para todos testimonio y mensaje de espíritu. Plenitud de gracia, plenitud de Dios. Tus ojos limpios ven a Dios y en tu carne pura se transparenta Dios y hasta tus imágenes puras apaciguan el fuego de nuestras pasiones y elevan el pensamiento a Dios.
María, la mejor de las mejores, mira poderosa, humana y compasiva como en Caná, la boda de nuestra juventud con la vida. Falta espíritu, falta recto sentido de libertad, falta ideal de servicio, falta amor como el tuyo.
Sé para nosotros fuerza, espíritu, pureza, sonrisa, aliento, esperanza, victoria.
Jesús Mendoza, SJ.
CINE ESPAÑOL AL HABLA
Sabemos que el cine es la mejor arma de educación de los pueblos. Sabemos que el cine español está “formándose”. Sabemos que nuestra patria necesita ese “cine mejor” que todos deseamos. Porque “amamos lo que no nos gusta”, porque nos agrada ser sinceros, porque nos apasiona todo lo español le dedicamos estas páginas…
LOLA FLORES, FRANCISCO RABAL, CONCHITA VELASCO, JUANJO MENÉNDEZ CONTESTAN A NUESTRO…
CUESTIONARIO
1) ¿Su definición de cine?
2) ¿Cómo ve y cómo le gustaría ver el cine español?
3) ¿Qué tema le interesa más?
4) El cine español con respecto a los demás países, ¿en qué sobresale? ¿En qué decae?
5) ¿Mejor película, director, guionista, actor, actriz…, en nuestro cine?
6) Doblaje, censura, control de taquilla… ¿Qué opina de estos “problemas”?
7) Juicio universal sobre el cine español. ¿Qué obra suya presentaría para su salvación artística y humana?
8) Ilusiones, proyectos…
2) ¿Cómo ve y cómo le gustaría ver el cine español?
3) ¿Qué tema le interesa más?
4) El cine español con respecto a los demás países, ¿en qué sobresale? ¿En qué decae?
5) ¿Mejor película, director, guionista, actor, actriz…, en nuestro cine?
6) Doblaje, censura, control de taquilla… ¿Qué opina de estos “problemas”?
7) Juicio universal sobre el cine español. ¿Qué obra suya presentaría para su salvación artística y humana?
8) Ilusiones, proyectos…
LOLA FLORES
La vimos actuar ‑y hablamos con ella‑ el otro día. Porque es simpática y “española”, porque ha protagonizado ‑e interpretará más‑ muchas películas hispanas la invitamos a exponer sus ideas sobre nuestro cine.
2.ª. Tiene una personalidad propia. Hay buenos actores, directores, guionistas… Lo que hace falta es que los productores expongan dinero y le echen casta. Me gustaría verlo, al menos, como el italiano y no copiando comedias a los americanos. Tenemos una cantera enorme de cosas nuestras para hacerlas con categoría.
3.ª. A mi me gusta el género melodramático. Sin embargo, al público y a los productores le agradan más las cosas graciosas y mis canciones. ¿?… Lorca, llevado al cine, depende de los actores… Bodas de sangre quedaría triste y la gente no está ya para estas cosas.
4.ª. Sobresale en directores… Decae en valentía de sus productores.
5.ª. La Verbena de la Paloma. Rovira Beleta, Sáez de Heredia, Francisco Rabal, Emma Penella…
6.ª. El doblaje español es el mejor del mundo. Tiene sus inconvenientes: el doblar las películas extranjeras y no hacer de las nuestras. Sus ventajas: gracias a él tenemos ocasión de admirar esas maravillosas obras de arte que nos traen las distribuidoras.
Con respecto a la censura no nos podemos quejar. Han abierto bastante la mano. Creo que debiera haber una serie de películas con tema más fuerte para que tuviera más realidad. Que se pusieran para mayores de 20 años… ¿? No, no. Cine pornográfico, no. Eso lo hacen en París. Pero, la pornografía si existe, hay que guardarla en el interior y no proclamarlo a boca llena y en cines a “to pasto”.
7.ª. Nunca se puede saber. Porque a lo mejor donde menos se piensa salta la liebre Aunque no estoy satisfecha de mis películas, pues aún no he hecho el cine que deseo. Por ejemplo, La Rosa Tatuada, no le hubiera gustado al público que le gusta estas cosas que hago ahora. Mi mejor película, La monja gitana. La que más le ha gustado al público, Pena, penita, pena. Los españoles tenemos la culpa de no subir nuestro cine… «¡Bah!, es española», y no vamos. Esto pasa con las medias, los lápices de labios… Nos gusta más lo extranjero.
8.ª. Ilusión, retirarme con un teatro que lleve mi nombre en Madrid. Y proyectos muchos: muchas galas por el extranjero. Una película con Negulesco y mi actuación en el Teatro L’Etoil, de París.
FRANCISCO RABAL
Fue designado como el mejor “Actor para l964”, por nuestro consejo de redacción.
Convaleciente aún ‑pedimos diariamente su total recuperación‑ del accidente que tuvo el pasado diciembre, hemos mantenido ‑y mantenemos‑ una sincera amistad.
Sin duda es el actor español que ha trascendido, más y con mayor éxito, nuestras fronteras.
Convaleciente aún ‑pedimos diariamente su total recuperación‑ del accidente que tuvo el pasado diciembre, hemos mantenido ‑y mantenemos‑ una sincera amistad.
Sin duda es el actor español que ha trascendido, más y con mayor éxito, nuestras fronteras.
2.ª. Lo veo con una grave crisis económica y queriéndolo salvar con películas del Oeste, que parecen ser las más rentables para los productores. No lo comprendo, pero deben tener su razón, puesto que todos preparan o ya hacen su western correspondiente. Por mucha experiencia que tengamos ‑y la tenemos‑ como espectadores de este tipo de cine importado de EE. UU., no creo que salga nada bueno ni auténtico de esta experiencia. Me gustaría ver al cine español más identificado con nosotros mismos y con Buñuel aquí, trabajando, y haciéndolo más y en mejores condiciones Berlanga, Bardem y otros de reconocido talento. Hacer un cine español donde su interés traspase Gerona y todo el territorio nacional. Un cine sincero, responsable y consciente.
3.ª. Aunque mis preferencias vayan por lo social, cualquier tema siendo auténtico y original me parecería bueno.
4.ª. En producción debe ocupar (soy poco hombre de estadística) el cuarto puesto. Sobresale en la improvisación, en la escasez de medios económicos y técnicos, en cómo se hace y deshace, en calidad artística dentro de un tono general.
5.ª. Tendría que conocer todo el cine español de este último tiempo, que por “reposo” obligado no conozco. En líneas generales admiro a Buñuel, Berlanga, Bardem, Fernán Gómez, Emma Penella, Azcona, etc.
6.ª. Doblaje. Es francamente malo. Se adultera el idioma castellano, su prosodia y sintaxis. Usan siempre de voces iguales, con tonos graves. Se le da un tono monocorde y cansado. Hay buenos actores dentro del doblaje y su trabajo me parece respetable. El método, la forma de hacerlo, es lo que no me gusta. El público está viciado también por este doblaje, pero creo que cuando se acostumbrara a escuchar a cada actor en su propia voz, acabaría por preferirlo.
La censura ha mejorado algo. Todavía no es muy generosa con nuestro cine y con mucho cine bueno extranjero. Y que conste que no abogo ni reclamo el cine pornográfico que en nada me interesa. ¿Control de taquilla…? No estoy muy enterado de estas cosas, aunque creo que por ahí andan las nuevas normas de protección al cine nacional.
7.ª. No comprendo bien esta pregunta. Una película española admirable es Viridiana. Seguramente redimiría al cine español, cuando éste aún no le ha perdonado su nacimiento y desarrollo…
8.ª. Los mismos que te contaba en mis anteriores cartas. No he podido ‑por el accidente‑ hacer la película con Sofía Loren. Tampoco Jandro, ni otra con Gina Lollobrigida. Haré en el teatro Un mundo de payasos. Grabo ‑en esta espera‑ obras clásicas, mis versos… Tengo pendiente una entrevista con la actriz María Casares con respecto a la gira, de que te hablé, por Hispanoamérica… Estoy ansioso porque se me curen “los huesos” y empezar, de nuevo con nuevas fuerzas…
CONCHITA VELASCO
Tras una serie simpática de películas populares, ha triunfado rotundamente en la nueva versión de La Verbena de la Paloma. Conchita es, a la vez, actriz consumada y esperanza abierta del cine español.
1.ª. Un arte espectacular.
2.ª. Lo veo débil, y me gustaría verlo fuerte.
3.ª. La comedia musical de altura.
4.ª. Por debajo del americano, el francés, el italiano, el inglés y el alemán. Sobresalir… a juzgar por lo que dicen los que escriben documentadamente, parece ser que en nada; decae, a mi juicio, en falta de medios para competir, y en falta de difusión.
5.ª. No sé si esta pregunta se refiere a las películas de este año, o abarca indeterminadamente un plazo mayor. En todo caso; lo de dar títulos y nombres prefiero eludirlo.
6.ª. Creo que mi misión no es la de opinar sobre problemas tan difíciles. Deben hacerlo personas más enteradas que yo. Creo que los actores debemos estar un poco al margen de estos problemas.
7.ª. El destino se disculpa y Bienvenido, Mister Marshall.
8.ª. Acabo de rodar Casi un caballero, dirigida por J. M. Forqué, y con Alberto Closas y José L. López Vázquez de compañeros. ¿Mis ilusiones?… Que el cine español se restablezca y que mis actuaciones mejoren cada día y llegar a ser una gran actriz.
JUANJO MENÉNDEZ
Lo conocimos ‑desde entonces somos buenos amigos‑ en una parada de su Farándula, en los Festivales de España. Ha protagonizado brillantemente más de quince películas.
1.ª. En un principio, proyección de historietas filmadas. Sus temas, cronológicamente: de risa, de risa y pena, de pena y catetos, de catetos y capitalinos, de capitalinos angustiados, de lágrimas y risa y de risa. Con lo cual el ciclo queda completo y puede repetirse cuantas veces se quiera. Ya dijo uno de los Lumière (no recuerdo cuál) que «el cine como espectáculo no tiene porvenir». Esta frase figura en todos los estudios del mundo como prueba de perspicacia.
(Para que no creas que la visión de temas es caprichosa, ahí te mando unos ejemplares: El jardinero regado, cualquiera de los filmes de Charlot, cualquiera de los innumerables western, otro al azar del neorrealismo, otro más de la antepenúltima ola francesa, Berlanga, Bronston. Sí, hay más clasificaciones, incluso más completa, pero esta es la más self service).
2.ª. Me gustaría verlo como una industria.
3.ª. No tengo preferencias. Cualquiera es bueno siempre que esté bien contado. Convincentemente contado.
4.ª. Sobresale y decae en lo mismo: en que no está encauzado. Es como una riera que se difumina o que todo lo arrastra.
5.ª. ¿Mis Oscar? No soy fácil para eso. Únicamente una actriz notabilísima: Emma Penella en El Verdugo. Una interpretación estupenda.
6.ª. Que, desgraciadamente, son necesarios los tres.
7.ª. Tengo miedo siempre de ponerme de ejemplo y más en el cine, donde no tengo gran cosa que enseñar. Quizá El Lazarillo de Tormes. (Quizá, digo).
8.ª. Verte un día director de una revista para jóvenes, con alcance internacional y residiendo en Úbeda. Es difícil, pero puede hacerse.
MESES DE VIDA Y ESPLENDOR
El largo… y cálido verano
PREGÓN
«…Polvo, sudor y hierro
el Cid cabalga».
el Cid cabalga».
Para todos, es el momento de olvidar los fríos de diciembre. Ha llegado la hora del atardecer tardío. Y también la del amanecer temprano. Está el tiempo de los que gustan de la noche de estrellas y de los que prefieren la aurora multicolor y tímida. Para unos, el susurro del árbol, el silencio de la noche, o el ruido del camión que se pierde lentamente en lontananza. Para otros, el gris tibio del día que viene, los «buenos días» del trabajador prematuro, o el coloquio con Dios que sonríe en los pájaros.
La vida se agranda: el día. La noche se acorta: la muerte. Y todo el hombre se siente vitalizado y lleno de resortes inverosímiles.
Un saludo cordial a esas ventanas de alegría verde y roja. Otro más para esa campana mañanera que se aleja y acerca con el viento, y para quien aguanta su recia cuerda de cáñamo. Y otros más, para la madre que sale a la tarde con sus frutos, para esa falda salerosa, y ventolera, para ese cine que recoge los cansancios de la jornada, para… para DIOS que es tan bueno y nos dio estos días de luz inacabable.
A pesar de todo, sé que volveremos a cabalgar por las polvorientas jornadas veraniegas, ancho el corazón y grande el optimismo, sin miedo al duro sol. Verano lleva “V” de Vida. Y la uve es Victoria. Venceremos, venceremos como venció el Cid. Sin menoscabos, sin paliativos, con la aureola del héroe anónimo. Ganaremos la batalla del mundo, y sonreiremos sin hiel, porque nos lo manda el mismo corazón.
Pero a la mañana, en el mediodía del calor y a la noche de estrellas, a tu lado tendrás el Héroe, el Padre y el Amigo. El CID de los Cides.
El corazón está en uve. Y yo estallo en pedazos de ambiciones deslumbrantes, como los días de éste, “nuestro verano”.
HOJAS DE DIARIOS
Detrás de nuestra primavera se agacha el geranio rojo, escueto, del verano. Detrás de los rayos acariciadores del sol de mayo, está la calina de julio. Detrás de las pastas, están las hojas de un diario íntimo.
Detrás de toda la poesía de la naturaleza que se viste de belleza, está el corazón, al fin. Y el corazón es quien da el último toque y retoque a las cosas, a los sucesos, a la alegría, porque detrás del corazón está la emoción y estética del alma.
Aunque esté la primavera, el verano llega. Nos aguarda en el quicio del 21 de junio. Ya están en sazón los campos y la fantasía sueña. Es, otra vez, «el sueño de una noche de verano». La noche que invita a volar en quimeras. Cuerpo airoso y ganas de tomar el mundo en la misma palma de la mano. Sueños… de unas noches de verano. Las que nos hacen sentirnos más poderosos, en brazos de una naturaleza más madre.
«Empieza el verano. Sé que va a dar mucho de sí este verano mío. Dentro de unos meses estaré negro. Pero no sé si del sol del trabajo. Quizás no; me gusta mucho la vida.
Ultima noche en el colegio: maletas, griterío, ideas, recuerdos, risas, llantos, nervios, despedidas… Un choque sordo de brazos anuda un momento la garganta. Y otra vez, como el año pasado, como hace cinco, como hace siete años, adiós a la Virgen del colegio… Luz de bengalas en la noche nerviosa de estrellas. Acaso, la noche última de curso sea para el verano, como una bengala de sueños, que se enciende, ilumina, embellece y se apaga…
Atrás, decreciente, desdibujada sobre el telón de la lejanía, Úbeda, sus cerros y torres. Y adelante, tras cada repecho, más grande, más cerca, a dos dedos ya, el pueblo, las campanas de la iglesia…; la madre que espera… En el paseo, saludos, proyectos y sorpresas de amigos y niñas que viven con demasiada prisa…
Desde mi ventanilla he visto pasar tierras conocidas. Un puente, y el río, pequeñito por la distancia, abajo. Borrones verdes y amarillos, de tomate y trigo, se han sucedido en mi día de viaje. Estoy en la playa soñada. Pero… atrás me he dejado manos tostadas de hombres y mujeres combados sobre la tierra. Y el sol encima. Es mi verano y su verano; mi sol y su sol… Y ¿por qué pienso yo estas cosas? ¿A los demás no se les ocurren? Mañana será mi primer día de mar. ¿Qué hago? No sé si tomarlo en serio u olvidar que he visto la policromía de unos pañuelos femeninos entre el verde sin fin de una inmensa plantación.
Las notas no eran buenas. Un suspenso que ha enfriado (¡aún más!), mi alma. Todo mi optimismo ‑mi falso optimismo‑, se despeñó por el acantilado de la realidad… Leo, no sé dónde, algunos suspensos célebres: Azorín, Gómez de la Serna, García Lorca, Manuel Machado, Marquina… todos “cateados” en Literatura; Ochoa ‑Premio Nobel‑, en Medicina; Ramón y Caja, en Psicología; Valle Inclán, en Derecho… Un suspenso más, ¡qué importa al mundo!… Pero no. Hay que luchar, es un compromiso, y disputar a la vida la gloria de vivirla.
…Experiencia en autoestop. Peregrinar los caminos de España con todos los poros bien abiertos; conocer y amar a otras gentes y a otras tierras: y así dejar las mantillas del regionalismo. Vivir, codo a codo, las privaciones y la aventura del vagabundeo; avezarnos a la dureza y a lo imprevisto; compenetrarnos y entusiasmarnos, frente a la gran aventura común. Y reír y gozar con el macuto a la espalda, los pies hirvientes sobre el asfalto y el alma suelta de preocupaciones, como los pájaros… Me he reunido con amigos ‑compañeros de curso‑, y así en equipo, trenzaremos las carreteras nacionales… En una recoleta iglesia hemos pedido… “Échanos, Señor, en el camino hombres buenos y hospitalarios. Ábrenos senderos clementes; pon en ellos agua, pan y frutos sabrosos; una zarza amiga y seis palmos de tierra para descansar. Ahuyenta de nuestra vera la desgracia y el pecado…”.
El pueblo en feria y ella sin quererme. Sentado en el suelo de mi balcón, oigo los altavoces y la música. Pero no me importa, porque quiero tanto, que sin su carta, esa carta que espero con el corazón en vilo a las once de cada día, no soy hombre del mundo. Es el amor sacrificado o verdadero. Sí, me he enamorado como un tonto. Las mujeres no comprenden que a veces, nosotros, los viriles, tenemos el corazón más blando que ellas, las débiles. Estoy sufriendo la espera, pero tampoco me apena hacerla. Quizás el tiempo… Quizás una realidad me espere a la vuelta de unos días. Una realidad deseada, que de sólo imaginarla, me hace… me hace feliz.
Noche de verbena, cáliz alzado en fiestas. Ritmos y danzas alegres. La gente anda bulliciosa. Bandadas policromadas de palomas que bailan: son las niñas de mi pueblo. Ella, la niña salada de mis recuerdos infantiles, pasea a mi lado. En el cielo se queman las palmeras y las flores de colores, tras unos instantes de esplendor. Abajo, en la tierra, sigue ardiendo la feria…
El parque es largo como una sonrisa de ella… Y el amor ha hecho estación, de nuevo, en la fresca ilusión de mi juventud y romanticismo viejo…
Y una canción bulle en mi pecho. La alegría, el optimismo, lo que sea ‑no me importa‑, está dentro de mí. “Al Rey dedico mi canción”. Sé que la jornada ha sido dura. Especialmente dura conmigo. Pero he aquí que, cuando humanamente debería estar “trinando”, ha aparecido debajo de mis cortezas un remanso de satisfacción. La alegría de Dios ha venido a visitarme de improviso. Ha llegado oportuna. Hoy he comprendido, he palpado el valor de un trabajo hecho por amor de Dios y los hombres. Es un consuelo. Una recompensa mayor que los veinte duros que meto en casa. “Venid a mí todos los que sufrís y andáis agobiados que Yo os aliviaré”. Después de todo es una alegría haber estudiado algo de Religión, ¿verdad?
Cualquier día, de noche ya, cuando nos arropa la soledad, recuerdo que sí, que he estado fuera de casa mucho tiempo, que quizá mi casa ‑nuestra verdadera casa‑, sea otra… Y Úbeda, la de las bellas torres, sube al recuerdo, luminosa y viva… ¡El colegio!… El colegio vacío… Se acostarán sobre él el silencio y la oscuridad, atestándolo todo. Olerán a vacío caluroso y polvoriento los dormitorios. De día y de noche bordoneará en los estudios sin vida una polilla atontada. Y se dormirá el tiempo, sin gritos ni silbatos que lo despierten y ricen. ¡Qué triste el cogollo de una rosa cuando pierde sus pétalos!… Pero no, el colegio no me ha perdido. Riadas de vivencias y recuerdos me traerán a él cada día. Y en él, cándidas y agazapadas, están las horas inolvidables y santas de nuestra infancia; y las corazonadas del primer amor de juventud. Por el hilo sutil del cariño y la fe, nos llegan la vida y la fuerza de la confianza en la Virgen espigada del colegio… Olvidarlo ahora, en vacaciones, sería quemar lo mejor, lo más auténtico de nuestra juventud.
Terminan las vacaciones, el verano se va… Ya no hay hojas verdes… Es el otoño que, entre el oro amarillo de sus soles, siembra el alma de crisantemos y tristezas… Han caído las hojas y andan desperdigadas en ronda de tristezas…
Yo no pienso ser como esa hoja. No quiero envejecer. Para ello he tapiado a cal y canto las puertas del corazón contra los soles pesimistas de otoño. Y tengo hiedras, pámpanos y racimos perennes en el huerto del corazón; que la Primavera y el Otoño salen del corazón. Por eso, cuando crujen ‑como las ilusiones del verano perdido‑, las hojas muertas bajo mi paso inquieto, tarareo con labios frescos: “Volverán hojas verdes… Volverán otra vez…”».
APENAS FLOREZCAN LAS ADELFAS
(CUENTO)
“Ayer tarde, tras la colina de los almendros, murió enferma de belleza y amor la Primavera.
Ha dado a luz, junto al torrente, unas adelfas en flor”.
(De La época de las adelfas, novela inédita).
Ha dado a luz, junto al torrente, unas adelfas en flor”.
(De La época de las adelfas, novela inédita).
Llegó el verano. Todo pasa, como el viajero amigo que nos dijo adiós. Como la rosa de abril, como el amor de Eva y Adán. Es el tiempo quien manda, es la vida que se repite, con dolor… Y marchará el verano y el otoño llorará la llegada fría del invierno y el invierno…
‑000‑
Alba en el valle. Unas pinceladas blancas de palomas. Palomas que vienen y van en bello desorden. Dos adolescencias, inquietas y puras como esas palomas, volaron ya…
Con la juventud llega el Amor. Amor entre… «Eva» y… ¡sí!, «Adán»… Han creado, para ellos, un mundo nuevo de “la nada” y de “lo mucho” de sus ilusiones… Y esta es la historia de amor de «Eva y Adán», en el escenario de nuestro siglo…
‑000‑
Dicen que hay, en cualquier lugar de la Tierra un paraíso fabuloso. Nuestros protagonistas se van acercando a él… Pero, en sus jardines las flores no son flores, en su cielo la Luna no se ve… Todo es ilusión y sueños…
Soñad, sí: soñad… Veréis qué bello es soñar. Desear un algo imposible, un amor sincero y eterno… Soñad…
‑000‑
Debe ser el tiempo. Hay que llorar por ese amor perdido… También el Cielo ‑extraño en la estación de las flores‑ se desespera en un mar de lágrimas azules…
Llorar… ¿por qué?… Si es imposible que… Si ayer… ¡No! No puedo, no debemos admitirlo. No es razón…
Seamos románticos ‑acaso, menos humanos‑ y sentiremos nostalgia de otras primaveras con Sol… Nostalgia de aquel «tiempo de amor» ‑ilusión primaveral‑ de hace días entre «Eva y Adán»…
‑000‑
Ha vuelto a calentar el Sol. El Amor nacerá otra vez. Lo presiento. He paseado por la alameda…
Es amargo. Eran dos acacias distintas. He podido leer, en los troncos, junto a los nombres tiernos recién dibujados, las huellas cicatrizadas de años anteriores…
Ya sé la causa. Los dos tenían, tras de sí, un amor pasado. Un ayer con otra ilusión. Cuando me di cuenta que ellos no me verían, empecé a raspar los corazones grabados, en una fecha de labios… Unas florecillas, blancas y niñas murieron, en ese momento, a mis plantas…
‑000‑
Es necesario avisarles… de corazón. Les diremos que eso ‑el pasado‑ no importa. Que hay que aceptar, si la hubo, la derrota de ayer. Que hay una vida por vivir. Que nos espera siempre una ilusión joven, como el arco tensado ansía la flecha. Que es necesario masticar la almendra amarga, con rabia, para paladear, amorosamente, la dulce…
¡Escuchadnos!… Os citamos para la primera noche de luna llena junto al torrente, tras la colina de los almendros…
‑000‑
El Sol del mediodía embriaga el ambiente. Una pasión desbocada apuñala de amapolas las mieses… El viento de la tarde ‑mensajero de Amor‑, menos cálido, es brisa loca del crepúsculo de un idilio roto…
‑000‑
Todo acaba. Es tópico y palpitante verdad. La despedida final se “repite” dramáticamente. Este Amor se consumió como la brasa tísica de un recuerdo agradable. Como la flor que muere con la tarde. Como las hojas que nacieron ayer y agonizarán en las tardes grises del Otoño…
¿Razón?… No la encuentro… ¿Demasiado jóvenes?… No sé…
Se dijeron «Adiós» para siempre, esa noche de plenilunio ‑agónica la primavera…‑ tras la colina de los almendros. En el torrente, habían brotado unas adelfas…
‑000‑
Por aquellos lugares se guarda la tradición de que quien aspira el perfume de las adelfas, enloquece de Amor. Me hubiera gustado ‑por una parte‑ que nuestros enamorados olieran esas flores…
El cuento seguiría… Más feliz. Acaso, en un país distinto, en ese paraíso lejano y fabuloso… Con jardines exóticos, palacios y princesas y príncipes encantadas…
Pero mi cuento ‑nuestra historia de «Eva y Adán»‑ de hoy, es una narración de amor vulgar. Le ha sucedido, o le puede suceder a cualquiera. Empieza y acaba, en cualquier momento y por cualquier motivo. Algo vulgar, de veras…
Sin embargo, es necesario sublimar esa vulgaridad. Hay que luchar por conseguir, para ellos, un final distinto…
Tras las noches negras de “años viejos” germinaron amaneceres blancos ‑nieve y buenos deseos‑ de “años nuevos”. Y la vida sigue, realmente… «Eva» es ya una maestra de las muchas que existen; «Adán» hace, dirige, cine…
Yo mismo había olvidado todo. Seguían ‑como otros personajes‑ archivados en el fanal de mis cuentos… Pero hoy ‑aún Primavera‑ han turbado la paz de nuestro pueblo gentes “extrañas”…
Fui, en busca de una oportunidad, a trabajar de “extra”. El film no necesitaba “figurantes”… ¡Me han contratado!… De guionista… Hay que limpiar el polvo del tiempo…
Empezaremos a filmar la película, una historia de amor de ayer ‑«Eva y Adán»‑, mañana,
Apenas florezcan las adelfas.
J. Márquez.
J. Márquez.
METEORITOS
Por Inédito Pérez.
▪ «La vida es sueño» y, a veces, pesadilla.
▪ ¿El cuadrúpedo más pacífico?… La mesa.
▪ Estudiar la manera de no estudiar.
▪ El bigote es el flequillo de la sonrisa.
▪ El entierro es la procesión de San Espectro.
▪ ¿Qué le diría el jardinero a la rosa para ponerla tan colorada?
▪ Solterón: Cuando barro pongo faldas a la escoba.
▪ La realidad es una ilusión venida a menos.
▪ «¡Viva yo!»… gritaba el señor Altruista García.
▪ «Estaba yo viendo»… Y se mojó.
▪ «El amor es una maravilla»… Pero hace falta mucho dinero para ver las maravillas del mundo.
▪ «Si mi novia me engaña, dará peras el olmo»… Y revolucionó la Botánica.
▪ «Si me toca la lotería me iré al extranjero»… Hoy está en Alemania.
▪ La portera del hipódromo tenía una carrera en la media.
▪ Medusa: Paraguas «con las alas mojadas».
▪ Ser como todo el mundo es resignarse a no ser nunca nadie.
▪ El gallo es un sultán que padece insomnio y dice romanzas a las estrellas.
▪ Las mujeres, si no existiesen las flores, quizás no hubieran conocido la envidia.
▪ Los aviones a reacción enseñan geometría desde el cielo.
▪ Aquella película tan mala, recibió el Oscar a «la mejor nana».
▪ El chicle es como el primer amor, empieza a gastarse en la boca.
▪ ¿El cuadrúpedo más pacífico?… La mesa.
▪ Estudiar la manera de no estudiar.
▪ El bigote es el flequillo de la sonrisa.
▪ El entierro es la procesión de San Espectro.
▪ ¿Qué le diría el jardinero a la rosa para ponerla tan colorada?
▪ Solterón: Cuando barro pongo faldas a la escoba.
▪ La realidad es una ilusión venida a menos.
▪ «¡Viva yo!»… gritaba el señor Altruista García.
▪ «Estaba yo viendo»… Y se mojó.
▪ «El amor es una maravilla»… Pero hace falta mucho dinero para ver las maravillas del mundo.
▪ «Si mi novia me engaña, dará peras el olmo»… Y revolucionó la Botánica.
▪ «Si me toca la lotería me iré al extranjero»… Hoy está en Alemania.
▪ La portera del hipódromo tenía una carrera en la media.
▪ Medusa: Paraguas «con las alas mojadas».
▪ Ser como todo el mundo es resignarse a no ser nunca nadie.
▪ El gallo es un sultán que padece insomnio y dice romanzas a las estrellas.
▪ Las mujeres, si no existiesen las flores, quizás no hubieran conocido la envidia.
▪ Los aviones a reacción enseñan geometría desde el cielo.
▪ Aquella película tan mala, recibió el Oscar a «la mejor nana».
▪ El chicle es como el primer amor, empieza a gastarse en la boca.
Rogad a Dios en caridad por el alma del ilustre mancebo y caballero bello
D. OLINDO DE BRETAÑA VON PÉREZ
Caballero de la Tabla Cuadrada, Par de Votas, Garbanzo de plata de la Generalísima Academia, Dr. Honoris efectus de “LOBAINA”, Señor de los “etcéteras”, etc., etc.
R. I. P.
El óbito, que acaeció a las “cinco de la tarde” del 30 de febrero de un año cualquiera, fue presidido por su majestad el rey Bajuro de Perezcuerno; actuando como “Regidor” el partero de la historia Ethegloberto Walkirio y como intérprete, el traductor A. R. Tébar.
Por deseo expreso del finado y por el patriótico retraso de Tanteos, no señalamos “el lugar, tiempo y acción” del sepelio.
Nota DEL AUTOR
“Pasaron los días, pasaron los años, pasaron los lustros que dejaron deslustrado a D. Olindo”…
Y don Olindo, el “homme de bien”, murió para no resucitar jamás. Lo mataron, más que los años, las críticas sinceras o aviesas de nuestros lectores. Nada que objetar; para eso estamos, para eso estaba don Olindo y sus hermanos los Palmerines, los Felixmartes, los Amadises, el mismo don Quijote: servir de blanco a la sinceridad y a la insidia, a la verdad y al error, a la bondad y a la maledicencia… Retirarse de la imprenta una o dos veces… Y morir, al fin, en una humilde última página, contando el último chiste…
(No continuará).
23-04-05.
(66 lecturas).
23-04-05.
(66 lecturas).