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07-06-06.
Creí que yo había llegado al límite del asombro, me lo creí como tantas cosas que uno creía y en las que ya no cree. Que la vida te da los palos por donde a veces no los esperas y de quienes menos los esperas, parece cosa ya establecida como regla inexorable. No esperes el agradecimiento, ni siquiera la consideración de quien no te la ha tenido nunca… Bueno, que me voy por otros lados.
Una cadena “privada” de televisión lanza un “producto”, como tantos otros ya en antena, de bajísimo contenido en el que predominan dos supuestos ganchos mediáticos, el que en él intervienen “personajes famosos” y en que los confinan para convivir en un “hotel”. Bien, es un programucho con una estructura endeble y apto para cabezas de debilidad mental o que no tengan otra cosa que hacer. Libertad hay para verlo (o no).
Pero empieza lo peor: se emite en horario de máxima audiencia, entre la que se incluye, ¡cómo no! a niños. Y si ya el guión (¿existe guión?) es para encefalograma plano, el arrastre semana tras semana ha girado sobre un magnífico tema: ¡si hubo, o no hubo masturbación de una a uno dentro de un autobús, o incluso si hubo alguna variante!… Varias semanas discutiendo a voz en grito y haciendo aspavientos sobre la paja propia o inducida, sí, que es un temazo de aúpa, culturalmente importantísimo, socialmente necesario, periodísticamente trascendente, y muy educativo para niños y niñas, sí señor.
Y no es que este que escribe se altere por una masturbación ajena (por las propias ni lo cuento), ni que sea un puritano a estas alturas del cuento; lo que me duele es ver a lo bajo que hemos llegado. Tampoco me apena lo bajo que han llegado los del programa de marras, que por la pela son capaces de hacerse un coito allí mismo; son escoria aunque no se lo crean ni lo creamos. Me apena lo bajo que hemos llegado los españoles y las españolas que por nuestra audiencia logremos que mantengan esa podredumbre de programación, como otras. Pero otras se mantienen dentro de unos horarios discretos. Y es que ya se considera que estas indecencias son cosa común, que la amoralidad, la baja estima, el caer en manipulaciones tan asquerosas son cosas a las que aspiramos todos y todas… Esa es la indecencia, no la paja en sí, sino la utilización de la misma para obtener tema con el que prolongar un asqueroso programa. Que además es tramposo.
O cambiamos estas cosas o nos vamos a la degradación más absoluta, donde no hay ya referentes éticos, ni morales ni cívicos. Y entonces no nos extrañaremos nada de nada de lo que pase, o nos pase, pues todo estará autorizado y justificado.
21-10-03.
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Autor: Mariano Valcárcel González
Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.
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