23-02-06.
Francisco Fernández Martínez.
Buenas tardes, colegas. Acabo de leer vuestras últimas aportaciones. Y me he sentido bien. Me he sentido entre amigos.
Pablo Utrera me ha emocionado con su nostálgica evocación de la figura del Maestro rural. El Himno de la SAFA. Por un momento, interiormente he lamentado su pérdida. Pero acto seguido, la he vivido real en Diego Rodríguez con Ilhan. No, no se ha perdido. Vive en cada uno de los que estáis al pie del cañón conservando intacta la ilusión del primer día. Hay, por fortuna, muchos don Fabián. Aunque eso sí, la fresca hierba se ha tornado en duro asfalto. La arboleda en torres de cemento. Y “Pizarrín”, en el vehículo que nos acompaña al trabajo y nos espera a la puerta del colegio.
La verdad es que, en las propuestas de Berzoza y Lara, al menos personalmente, nunca he visto la propuesta de creación de la figura del “censor”. Y sigo viviendo nuestra página como un “encuentro entre amigos”. Un encuentro fenomenal, enriquecedor, con frecuencia nostálgico. Pero siempre vivo, leal y sincero. Y muy agradable. Y, por favor, entiéndaseme bien, “descanso del guerrero”. Brisa fresca en nuestro quehacer diario.
Así que, Manolo Ballesta, no te preocupes demasiado, sólo ha pasado que el “Humo” ha enrarecido un poco el ambiente y en seguida se ha disipado, abriendo las ventanas de nuestra sinceridad. Y esto es realmente alentador. Es una gozada tener amigos como todos vosotros.
Mi paisano Jesús Ferrer me ha hecho recordar, con su “Tío Mantecas” y la “Ánimas benditas”, nuestra niñez en el pueblo que nos vio nacer. Otro día os contaré un acontecimiento de mi niñez que he recordado al hilo de la escasez de luz de las calles de nuestro pueblo en aquella época, iluminadas, cada 300 ó 400 metros, por una bombilla de unos 25w como máximo.
Un abrazo para todos.
La brisa fresca que entra por las ventanas de nuestra sinceridad nos rejuvenece. “Paso a la juventud, que se abre a nuestra vista…”. Ponedle música.
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