Sueños de infancia perdidos
en la penumbra del tiempo;
abanico de nostalgias
abierto en largos silencios.
El corazón mira atrás
y evoca gratos recuerdos
de días interminables,
de risas, de amor, de juegos,
de cuentos junto a la hoguera
desgranando paz y sueños.
Montes cubiertos de pinos,
aroma a espliego y romero;
largos crepúsculos de oro,
noches de calma y silencio;
sones de arroyos y fuentes,
azul intenso en el cielo.
Momentos que no se olvidan…
Sabor a verano eterno.
Hoy, desde el atardecer,
cuando se estrecha el sendero,
salen de cada rincón
de mi alma y de mi cuerpo
susurros de algo perdido
que se marchó con el viento.
Pero aunque la vida traiga
momentos duros e inciertos,
quiero sentir la ilusión,
la esperanza y el anhelo,
de que el viento me devuelva
la sonrisa de otros tiempos.
21-10-04.
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