Querido amigo

Santander, 23-06-2005
Sr. D. José M.ª Berzosa Sánchez
Úbeda
Querido amigo:

 

A consecuencia de estos mis enormes retrasos en cumplir la promesa que te hice de escribirte pronto y ampliamente, en acusar recibo y agradecerte el envío que me hiciste referente a mi nombramiento de Socio de AAM-SAFA, y del reportaje de Dionisio sobre mi persona, y también a consecuencia de mi otro retraso (menor que los otros dos citados, pero también enorme retraso) en agradecerte y comunicarte que recibí tu circular referente a la Asamblea General, (¡ay!, espera que coja aliento después de este macrohipérbaton) a consecuencia, repito, de todo esto, estarás pensando que soy un vil, un ruin, un malandrín, un fulero, un embustero, un chapucero, un impuntual, un banal, un informal, un etc., un etc., un etc.; pero nada de eso soy, sino víctima de esa promesa para cuyo cumplimiento he estado esperando el tener un largo espacio de tiempo para escribirte con la amplitud que te prometí; pero como ese espacio de tiempo no me ha llegado ni parece que pueda llegarme pronto, aprovecho el que ahora se me presenta para cumplirla brevemente en comparación con la extensión con que pensé escribirte. Claro que, al menos, al recibir ese para mí emocionante obsequio de ser nombrado Socio de la Asociación de Antiguos Alumnos de Magisterio de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, de Úbeda, debí escribirte, aunque sólo pudiera ser brevemente, agradeciéndoos, sin demora, esa excelente distinción; me dejé llevar, sin embargo, por la esperanza de poder hacerlo sin aguardar mucho, largamente, y así se me ha pasado, inadvertidamente, la gran cantidad de tiempo que ha transcurrido sin llevar yo a cabo tan elemental labor de expresaros mi agradecimiento. Perdonadme este gran fallo, por favor.

Según te comenté por teléfono, el reportaje, insospechado, inmerecido e inverosímil, en su contenido elogioso, me suscitó una risa de oreja a oreja al verme tan ridículo sorteando a saltos rayas de baldosas, cosa que yo no me imaginaba, aunque sí reconozco que, al menos a veces, iba algo así como a zancadas, cosa que, ahora, también me parece ridícula y risible. ¡Qué bien lo pasé quitándome decenas y decenas de años y situándome en miles de vivencias gratísimas para mí y, de manera especial, paladeando este gozoso e inesperado reencuentro con que me habéis obsequiado y que muy de veras os agradezco! ¡Ay, granujillas, qué hábilmente me la pegasteis con lo de los papeles de los exámenes! Los protagonistas de nuestra novela picaresca son de Tercera División en comparación con vosotros.

En cuanto a mi insistencia en hacer conocer todo aquello de los ríos, cabos, montes, ciudades, etc., quiero puntualizar que esos conocimientos no eran para mí la meta final del estudio de la Geografia, ni mucho menos. En mi metodología del estudio de esa asignatura, tales conocimientos, sólo eran un imprescindible requisito para un estudio y conocimiento adecuados de la Geografia, como, a su vez, es imprescindible el conocimiento exacto de la anatomía humana para ser médico. Mis conceptos de lo que, a mi ver, debe ser la docencia de la Geografia, los expuse en la revista Atenas, en noviembre de 1958 (por favor, mira a ver si en la biblioteca de la Escuela de Magisterio de la Iglesia, ahí, se halla un ejemplar de dicha revista correspondiente al mes y año citados, y, si tienes ganas de leerlo y lo lees, yo me consideraré muy honrado por ello). Por cierto, esa metodología, la apliqué en la Safa, pero no me acuerdo si pude hacerlo siempre. Si no pude hacerlo siempre, no fue, desde luego, porque se me prohibiera hacerlo, sino por otras circunstancias.
Te aseguro que tengo muchísimas ganas de ir por ahí; me parece, sin embargo, que me será muy dificil, al menos, al final del curso presente; a ver si consigo ir en septiembre de este año. ¡Ah!, mira, por favor, si es viable la confección de un catálogo con los datos de su residencia actual, año de incorporación a esa Escuela de Magisterio, etc., de los religiosos jesuitas, profesores y alumnos que desarrollamos nuestras respectivas actividades en ella; y, si es viable, a ver si pronto es una realidad.
Te adjunto un escrito en el que autorizo al Presidente de dicha Asociación de Antiguos Alumnos, o a la persona en la que él delegue, para que, con cargo a una cuenta mía en Caja Cantabria, cobre anualmente cincuenta euros, como cuota mía en mi condición de miembro honorario adoptivo de esa misma Asociación de Antiguos Alumnos citada.
El próximo pasado 30-04-2005, tuve la satisfacción de volver a ver, después de no sé cuantísimos años, a D. Jesús María Burgos Giraldo. Por desgracia, mi falta de tiempo, nos impidió que esa entrevista fuera larga, pero sí resultó cordial y entretenida, y reiniciamos una nueva etapa de tan frecuentes llamadas telefónicas como, respectivamente, podamos.
Con mis cordiales saludos para los miembros de la mencionada Asociación, y, para ti, además, un fuerte abrazo.
Fernando Cueto López
27-06-05.
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