En el año 1998 realicé un trabajo de investigación en mi aula que titulé “Descubrir Iberoamérica”, del que incluí una breve reseña en mi libro ¿Qué pensará Bryan de nosotros? conocido por la mayoría de compañeros de nuestra asociación. Durante la experiencia entrevistamos a una veintena de inmigrantes iberoamericanos residentes en Málaga, que nos aportaron valiosos datos sobre sus diferentes culturas y la realidad social de cada uno de sus países.
Por aquellos días andaba por Málaga Temilotzin, miembro del Consejo Indígena Anauac de México, que en una entrevista en el diario Sur dijo: “Con el desarrollo occidental, que no lleva ni cien años, se han destruido mares y ríos, se ha contaminado la atmósfera… Si el mundo indígena y el Tercer Mundo, que representan el 80% de la población mundial, entrarán en ese desarrollo, destruiríamos la naturaleza muy pronto”.
Llegan Lula, Evo, Chávez, Toledo… una panda de recios grandotes con caras de brutos, jersey a rayas y con otro discurso diferente al conformismo de la dependencia. Quieren lo que es suyo. Necesitan recuperar la pelota de un partido amañado desde hace siglos, en el que la ventaja ha sido demasiado desproporcionada. A lo mejor el medio millón de habitantes del basurero instalado en las colinas de La Paz pueden mejorar algo su nulo poder adquisitivo. Por mí que se lleven la pelota, el partido, el césped y el estadio, si les pertenecen. Que de limosnas están hartos. Que su hambre es de justicia social. Ya no se fían de las fórmulas para el desarrollo que el mundo desarrollado les ha impuesto con el nombre de tratados de amistad y cooperación. Ahora quieren sólo amistad. La cooperación y el desarrollo que les vendimos ya no les interesan. Los resultados cantan y mejor pobres con honor que indignos miserables.
Dibujo de una de las enciclopedias que se estudiaban en las escuelas de los años cincuenta.
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Publicado en: 2006-05-23 (47 Lecturas).