Lorenzo, el poeta del silencio

28-05-07.

A los excelentes poetas que escriben en esta página web quiero sumar otro más. Se trata de Lorenzo Molina Gutiérrez, un cabrero de 84 años, nacido en Villanueva del Rosario, donde vive, un pueblo de Málaga con un paisaje parecido al de Mágina.
 
A Lorenzo lo descubrieron la escritora norteamericana Sharon E. Smith y el poeta malagueño Gerásimo Arjona, ambos ateneístas.
Lorenzo fue a la escuela sólo veinte días cuando tenía diez años. Sin saber leer ni escribir, sus poemas los tiene registrados en su memoria y el Ateneo de Málaga le ha editado el libro que acaba de ver la luz con el título Quise contarte.

Lorenzo es un hombre bueno de campo. Vive solo desde que hace unos años la muerte lo separó de Antonia, su principal fuente de inspiración. Lo conocí una noche de primavera en su pueblo, oyéndole recitar algunas de sus poesías. Me asombró y decidí llevarlo a mi colegio para acercarlo a mis alumnos de 6.º de Primaria. No os podéis imaginar cómo sus poemas han calado en mis pequeños aventureros del saber acostumbrados a grandes poetas del libro de texto. El día siete de junio celebraremos un acto poético musical en nuestro salón de actos, con la presencia de Lorenzo, de Sharon y de Gerásimo. Por primera vez, nuestra habitual actividad, POESÍA EN PRIMAVERA, está dedicada a un poeta desconocido, o del silencio. Puedo asegurar que su hondo pesar por las amarguras del tiempo pasado y su canto a la vida sencilla han estimulado a los niños y niñas de sexto a amar la poesía y el valor que encierra como expresión íntima de un ser humano.
Os adelanto uno de los poemas de este cabrero de ochenta y cuatro años. Lo escribió con el corazón ya que con letras no sabía.
Diego Rodríguez Vargas.
En las fotos: Lorenzo en medio de Gerásimo y Sharon; y Paisaje de Villanueva del Rosario.

 

 
EL TIEMPO PASA

 

El tiempo pasa que vuela,
aunque tú no tengas prisa;
de aquello que fue cande
la
ya sólo quedan cenizas.
El tiempo es como un niño,
que está lleno de ilusión;
a veces, es un mendigo,
sin albergue y sin amor.
Yo soy amigo del tiempo,
de este tiempo trascurrido
y de aquel que no ha llegado,
sin haberlo conocido.
Yo soy amigo del tiempo,
él me escucha atentamente;
le cuento todas mis cosas,
aunque él no me dice nada,
mientras le beso la frente.
Yo soy amigo del tiempo,
porque siempre está a mi vera,
en invierno y en otoño,
en verano y primavera.
Pero el tiempo ya ha pasado,
atrás queda en la memoria
como un ensueño lejano
y ahora bebo de la fuente
de aquel arroyo salado.
Recuerdos y más recuerdos,
grabados en mi memoria,
cada día les doy vueltas
como el agua da a la noria.
Y aunque yo quiera volver
atrás con el pensamiento,
por muchas voces que pego,
la puerta ya está cerrada
y no me escucha su dueño.
 
El camino ya está andado,
sólo me falta llegar
y si me he equivocado
no puedo rectificar.
El camino ya está andado,
es la meta de la vida,
y tú siempre has de perder,
ella siempre ha de ganar
con las cartas boca arriba.
Y así han pasado los días
y así han pasado los años
y con las manos vacías,
a esa meta de la vida,
sólo traigo desengaños.
Pero cuando llegue el día
en que estos ojos se cierren,
benditos, benditos sean,
para siempre, para siempre.
Pues aunque tú no lo creas,
te pillará descuidado;
no beberás de la fuente
ni pasará por tu mente
agua de arroyo salado.
Lorenzo Molina Gutiérrez.

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