Empezaré diciendo lo que este artículo no tiene: intención manifiesta ni oculta ni falsa. No tiene cinismo ni “mala uva”. Tampoco tiene moraleja; simplemente lo toma o lo deja y no son lentejas. No tiene política, aunque parezca imposible. O sea, que es una mezcla entre Cela, Emilio Romero, Ansón, Rafael Hinojosa y un abogado laboralista andaluz, cuyo nombre callo por secreto profesional (¡qué más quisiera él!). Si al final, como en el anuncio, resulta que tiene de todo y algo más, pues favor que me hacen.
1. Mi padre tiene 10 hijos de los que 5 son normales. De ellos 3 están en paro obligatorio y gratuito y uno va para político. ¿Cuántos quedan?
2.Tengo 50 años. La mitad de este tiempo me la paso estudiando y un tercio durmiendo. Y de los 8 años que restan, trabajo 4 (gracias a Dios y a un “Pariente”) y quedan otros 4, de los que la mitad (y que conste que apenas la uso) me los he pasado viendo televisión. Y si tenemos en cuenta otro año desperdiciado entre bodas, bautizos, entierros, funerales, sabatinas, velas, procesiones, etc., el resultado es de 1 año, o sea, el 2% de mis 50 años.
NOTA: aquí el teorema matemático falla en un 1%, que no expreso por intimidad y decencia.
3. Supongamos que tengo en casa 800 libros. La cantidad es para demostrar que pongamos la que pongamos el resultado es el mismo (“teorema de la inverosimilitud”) y que conste que en realidad tengo más libros. La mitad de ellos son escolares de esos aprobados por el Ministerio. Oiga, también tengo el catecismo de 5.º de EGB, son esos libros que valen (cuestan) mucho, pero que no valen (sirven) para nada.
Otra media mitad los tiene mi mujer en la sala de visitas porque “visten y hacen juego”.
La mitad de esta media mitad son más bien “pornos”. Quitemos también los libros que no los entiende ni Unamuno, los 5 que están rotos, los 2 que son del año 1890 que me los legó mi abuelo a través de mi tío Gregorio y que tratan sobre “el retiro espiritual”. Sólo se salva uno (y que no viene al caso, pero el autor es un servidor).
4. En mi pueblo hay 100 maestros. La mitad están casados con sendas maestras. De los que quedan, la mitad pasan de educación y problemática. De los 25 que quedan, la mitad son Directores, Asesores, Especialistas en esto y en aquello y otros 6 tienen traumas psicológicos‑emocionales‑políticos‑depresivos. Entonces me quedan 3. El 50% de estos tres se han equivocado de camino (digamos que han elegido otro), por eso de la libertad sexual. Resultado: 1 (y pico).
5. Usted tiene hoy 40 euros. En el caso hipotético (posible, pero poco probable) de que mañana se encuentre con una nueva subida de precios, supongamos también la pequeña posibilidad de que el dólar siga bajando y el euro siga subiendo, imaginemos que siga lloviendo más de la cuenta por los nortes y menos de la cuenta por los sures. Incluyamos que algún “desocupao” empiece la quema de pinos “sonajeros” (¡ay, Pablo Utrera!) por extramuros. Y, por último, supongamos ‑y no olvidemos que estamos hablando del mundo de las posibilidades remotas‑ que usted quiere tomarse una cerveza y unas aceitunas con su señora esposa (tengáis o no el “libro de Familia”). Haga la cuenta sobre aquellos 40 euros (que mi calculadora se niega, porque no es japonesa. ¡Ah, Japón, Japón…! Con los japoneses nunca me salen las cuentas, porque como hay tantos y todos son iguales…, ¡pero mira que son listos!). Deduzca impuestos, propina, la caridad al pobre que entra, los dos euros que debes dar al “malacara” que te indica el hueco donde puedes aparcar (no se te ocurra no dárselos, porque entonces tienes que pedir un préstamo para arreglar los restos del coche). Supongo que habrá echado gasolina antes con el exceso de la paga extraordinaria. Si se le ocurre pedir con timidez una racioncilla de boquerones, entonces te sacan a relucir lo del acuerdo con Marruecos en materia de pesca, el paro biológico, la campaña “pezqueñines no”, el bloqueo de Cuba… y no es que te sobre un céntimo, es que tienes que dejar el reloj y agradecido.
6. En España, bueno, en este País, mejor dicho, en este conjunto de Países que juegan los domingos al fútbol entre sí, unos con balón y otros con los alrededores, hay 40 millones de españolitos. Si descartamos el 50% entre ancianos, niños, disminuidos, marginados, extranjeros sin papeles, etc. y si tenemos en cuenta que el 50% del otro 50% están en el paro y seguimos restando (o sumando, es igual por el mencionado “teorema de la inverosimilitud”), me quedan 10 millones (esta cantidad se acabaría antes de empezar si todos fueran votantes del PSOE, pero no lo quiero hacer tan fácil). Ahora bien, la mitad viven de la otra mitad ¿o también me lo va a negar? ¿Que exagero? Cuente, cuente uno a uno los componentes del Gobierno Central, más los 17 Gobiernos Autonómicos y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, diputados, senadores, gobernadores (no sé si los han quitado, pero pongamos Presidentes de la Diputación), Presidentes, vicepresidentes, secretarios, subsecretarios, centrales sindicales, partidos políticos, Guardia Civil, policías varias, ejércitos antiguos y propios, pléyade europea… ¡ah!, más el lujo de la Monarquía, que tampoco son “cortos”… confieso que ya me he perdido y no sé los que me quedan. Si no es 1, por ahí ronda.
7. Si este artículo está escrito para 10 000 personas y lo leen 5 000 y lo entienden 250 y a la mitad de los que lo entienden les “resbala” y de las 30 personas que restan la mitad lo aprueban, la mitad de 15 se atreven a decir que sí, que hay que hacer algo y tres de ellos son los que empiezan para luego seguir dos y, al final, solo termina 1… pues eso, que no sé para qué escribo.