Elegía

15-05-07.
La carne ya murió,
ya sólo queda
abrir los viejos libros
y hacer bien las maletas
para el feliz viaje.
 

Conservo en cada vena
todas las cicatrices
que convertí en arterias:
las drogas,
las orgías,
los bucles,
las cerezas,
las sogas,
las sangrías,
los chicles,
las perezas,
la pus,
la tos,
el miedo,
la luz,
el sol,
el cieno,
la piel quemada ayer,
el beso,
el queso,
la hiel ya vomitada,
la rosa ensangrentada,
el lápiz,
el papel,
la frente fría,
el cáliz,
el oropel,
la huella mía,
el tiento,
los metales,
la risa,
los retales,
el viento
en la camisa,
la cama,
la retama,
el fuego,
el juego,
el eco
fundido en el pijama.
 
Ni el paraíso viene,
ni la inocencia existe,
ni ya calienta el horno
el hielo del paisaje,
el tiempo ha consumido
entero el camuflaje,
el cosmos de la infancia,
el juvenil deseo,
la madurez madura,
la fruta del lagar.
¿Qué queda por amar?:
Sólo canciones tristes,
medallas desvaídas,
memorias deshojadas,
sólo labios resecos,
fonemas sin sentido
y un llanto innecesario.
 
¡¡¡Amé tanto la vida!!!

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